Una condena de doce y otra de diez años de prisión fue lo que se dictaminó para una pareja en el Tribunal Penal de Oberá, en un caso de abuso y prostitución que conmovió a la comunidad.
El individuo de 34 años fue quien recibió la pena más severa, mientras que su cómplice, la madre de la víctima, de 30 años, obtuvo prisión domiciliaria con el propósito de cuidar a sus otros hijos.
El imputado, con 34 años de edad, enfrentó cargos relacionados con “abuso sexual con acceso carnal agravado en varios incidentes, amenazas y abuso sexual en grado de tentativa en varios incidentes”.
Optó por un juicio abreviado y consintió una condena de 12 años de prisión efectiva. Por otro lado, la mujer, de 30 años, aceptó una pena de diez años por su participación en los delitos de “facilitación de la prostitución agravada y ser partícipe necesario en el delito de abuso sexual”.
El abuso comenzó cuando la víctima tenía tan solo ocho años, y al momento de la denuncia, la menor contaba con 14 años. Los hechos atroces no se limitaban a la residencia familiar en San Vicente, sino que también se extendían a otra propiedad en la misma localidad.
Según el expediente, la madre aparentemente visitaba esta otra vivienda, pero se sospecha que lo hacía para permitir que otros individuos abusaran de su hija a cambio de dinero o bienes.