Adam Lancia y Jamey Jewells son dos atletas canadienses que superaron los obstáculos para disfrutar de una exitosa vida familiar y profesional
Adam Lancia subió a recibir el galardón al mejor jugador de la temporada de la liga de básquet en silla de ruedas de Canadá y, desde un costado, escuchó una voz que lo alentaba con un acento particular. Ese instante cambiaría su vida: al darse vuelta para ver quién era la dueña de esa dulce voz, se encontró con la cara vivaz de Jamey Jewells. Corría el año 2010 y, ese día, el joven deportista ganaría mucho más que un premio.
Adam nació sin parte de sus piernas, por lo que se vio obligado a usar prótesis y, desde muy pequeño, se inclinó por los deportes adaptados. Jamey, en tanto, quedó en silla de ruedas cuando, a los 14 años, sufrió un grave accidente de auto en su camino a la práctica de básquet. La joven no permitió que ese cruel giro del destino la desviara del camino hacia sus objetivos, por lo que se anotó para jugar ese mismo deporte en la modalidad adaptada.
El camino de la vida cruzó a Adam y Jamey en el club Ontario, donde él era una de las figuras del equipo masculino y ella recién llegaba a préstamo al combinado femenino, tras jugar en Nueva Escocia. Aquel día, en la entrega de premios, él vio por primera vez a la joven, nueve años menor, y el flechazo fue instantáneo. Sin embargo, la primera cita llegaría recién un año después, cuando coincidieron en un torneo en Alemania y decidieron conocerse mejor en un pub irlandés.
El Día de la Madre del 2012 fue la fecha elegida por Adam para proponerle matrimonio, y no fue al azar: Jamey ya tenía un avanzado embarazo y pronto llegaría la pequeña Lennyn.
La boda, celebrada en el 2013, fue tal como la habían soñado: ella usó un vestido blanco tipo sirena, con un lazo negro en la cintura y, a la hora de intercambiar sus votos matrimoniales, evadieron la tradición local de hacerlo en voz alta y prefirieron entregarse mensajes secretos. Luego, revelaron el contenido de esas cartas: «Escribió algo hermoso, todo lo que esperás escuchar de la persona con la que te casás», dijo Adam sobre lo que le expresó Jamey. Él, en cambio, le entregó, junto a su nota, un boleto de lotería.
Pero la vida familiar y la crianza de la niña no apagarían los sueños profesionales de la pareja. En los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, ambos volvieron a ser parte de las selecciones de su país y, en Brasil, protagonizaron una de las imágenes más emotivas del torneo.
La foto de Adam, con sus prótesis, sentado sobre el regazo de su amada, en silla de ruedas, y el amoroso beso que se dieron luego de un partido de ella, dio la vuelta al mundo y dejó en claro que no importa cuántos obstáculos la vida se empeñe en poner: siempre habrá lugar para el amor y el cumplimiento de los sueños.
Pero, ¿qué pasó con el boleto de lotería que Jamey recibió el día de su boda? La pareja no ganó el dinero, pero el premio que se llevaron ese día fue mucho más valioso.
Fuente: Infobae
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