Una versión dice que provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey de España). Algunos sectores que apoyaban la creación de la Primera Junta lo hacían como una forma de gobernar en nombre del rey depuesto por Napoléon.
Otros de los orígenes, indica que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez durante las Invasiones inglesas (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos.
Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Durante las jornadas del 22 y 25 de mayo de 1810 se sabe que los patriotas identificaban a los adherentes a la Revolución de Mayo otorgándoles unos cintillos.
Lo cierto es que el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano, mediante una nota, solicitó al Triunvirato que se fije el uso de la escarapela nacional. El abogado se inspiró en la escarapela para crear la bandera. Se fundaba en que los cuerpos del ejército usaban escarapelas de distintos colores y que era necesario uniformarlos a todos, puesto que defendían la misma causa. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.