Aún con un nudo en la garganta, producto del dolor y la angustia, Pablo Achingo (28), uno de los hijos del sindicalista cuyo cuerpo fue hallado ayer en el barrio Santa Rita, habló con PRIMERA EDICIÓN sobre el hecho y aseguró que su padre no tenía enemigos ni había recibido amenazas. «No lo podemos creer, estamos destrozados».
“No tenía inconvenientes. Absolutamente nada. La semana pasada me contó que había un conflicto nuevo en relación a su trabajo, pero era algo habitual. No hubo amenazas”, contó el joven, quien se desempeña como periodista.
Achingo aseguró que la pérdida es irreparable. “Estamos destrozados. Mi papá era pilar fundamental de la familia, nos mantuvo siempre unidos. Siempre estaba a disposición para el que necesitara”, dijo el trabajador de prensa, quien tuvo que enfrentar la dura noticia durante la mañana de ayer.
“A eso de las 5.15 la Policía le avisó a mi madre que había aparecido el auto. Fuimos con un amigo de mi padre y después ya estaba el cuerpo. Había ido a jugar al fútbol, como era habitual los martes y jueves.?Lo reconocí por las medias de fútbol que tenía puestas”, dijo Pablo, al borde de las lágrimas, tras confirmar que después de la cancha, “llevó a un amigo a la casa y después se perdió todo tipo de rastro”.
Sobre las hipótesis, Achingo descartó un robo “por la forma en que lo mataron”, tras lo cual explicó que, para él, se trata de más de un homicida. “Fue más de una persona, mi papá era un hombre grande, de más de cien kilos. Era grandote. Tuvo que haber sido entre dos o tres personas”, indicó. Anoche, al cierre de esta edición, las autoridades continuaban en busca de elementos que les permitan llegar a los autores del crimen.
Madrugada de terror
Hacer sufrir. Ese fue el plan que se trazaron los homicidas. La autopsia confirmó que lograron cumplir con ese objetivo maquiavélico e inhumano: el cuerpo fue maniatado, golpeado ferozmente, prendido fuego aún con vida y abandonado semidesnudo en plena vía pública, bajo papeles y plásticos ardientes.
Así fue hallado ayer por la mañana el cadáver de quien en vida fuera Pablo Sabino Achingo (57), secretario Adjunto del?Centro de Empleados de Comercio de Posadas. El crimen golpeó de lleno al ámbito mercantil y, en general, a la sociedad capitalina, en virtud de la saña con la que actuaron los autores del hecho, que incluso incendiaron y abandonaron en el Acceso Oeste el automóvil de la víctima.
Anoche, al cierre de esta edición, efectivos de la Decimotercera, Homicidios, Investigaciones y Saic continuaban recolectando pistas en busca de los asesinos del gremialista, quien fue visto por última vez con vida durante los primeros minutos de ayer cuando dejaba en casa a un amigo con el que había compartido un juego de fútbol 5.
El caso está en manos del magistrado Marcelo Cardozo, titular del Juzgado de Instrucción 1, quien no descarta ninguna hipótesis. Sin embargo, los detectives que trabajan en la causa apuntan a una venganza o “ajuste de cuentas”. Los asesinos, evidentemente, sabían lo que hacían.
La peor noticia
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el drama comenzó a gestarse alrededor de las 21.30 del último martes, cuando Achingo abandonó su vivienda de calle 60 casi 113, en la chacra 110, para jugar al fútbol con un grupo de amigos. El dirigente lo hizo al mando de su Renault Fluence. Pasó por lo de un amigo y, a los pocos minutos, arribó a una cancha de alquiler emplazada sobre avenida Rademacher, a metros de Cabred.
De las testimoniales obtenidas por las autoridades se desprende que Achingo compartió allí el juego y, posteriormente, una charla entre conocidos que se extendió hasta después de la 1. El dirigente era conocido por su pasión por el fútbol: había sido dirigente de Guaraní y también del futsal posadeño.
De trascendidos surge, entonces, que la víctima salió de esa cancha alrededor de la 1.30 nuevamente con su amigo, a quien llevó de regreso a casa. Antes de aquello, ambos habrían pasado por otra cancha de fútbol 5 de avenida Uruguay para consultar por disponibilidad de turno.
Aquel testigo fue el último en ver con vida a Achingo. Desde las 2 y durante las próximas dos horas, el misterio se devoró los movimientos del sindicalista, al menos hasta ahora. Cerca de las 4, vecinos del Acceso Oeste llamaron a la Policía tras el hallazgo de un vehículo abandonado y en llamas, sobre una de las márgenes del arroyo Mártires. Era el Fluence de Achingo.
Los uniformados fueron entonces hasta la casa del dirigente, donde su familia confirmó que no había regresado.?La peor sospecha se hizo realidad cerca de las 6, cuando vecinos de la chacra 130 encontraron en plena vía pública el cuerpo sin vida del hombre, envuelto en sábanas y toallas, con evidentes golpes y tapado con papeles y plásticos.
Un “ajuste de cuentas”
La autopsia estableció que Achingo fue víctima de una sesión de torturas. Fue maniatado y ferozmente golpeado, principalmente en la cabeza. Sin embargo, esas lesiones no fueron las que le costaron la vida. El dirigente murió por asfixia, tras inhalar monóxido de carbono y otras sustancias. Es que fue prendido fuego aún cuando se encontraba con vida, entre otras cosas.
Anoche, al cierre de esta edición, las autoridades continuaban con la recolección de pruebas, en busca de identificar a los autores del hecho. Sobre las teorías, se supo que los detectives no descartan absolutamente nada, aunque por la violencia con la que actuaron los homicidas, se apunta directamente a una venganza o “ajuste de cuentas” cuyo trasfondo aún es materia de investigación.
Fuente: Primera Edición