Su propietario es Daniel Landgreen quien dirige desde hace varios años la Comunidad Cannábica Córdoba, que anualmente marcha por las calles pidiendo la legalización del autocultivo y del consumo, no sólo medicinal sino recreacional de la planta.
Landgreen es uno de los numerosos productores que, todavía sin un marco legal definido, abastecen de aceite a miles de pacientes de aproximadamente 45 diferentes patologías.
En su local, Landgreen comercializa cuatro variedades de aceite cannábico. Las produce con marihuana sembrada por ocho productores cordobeses que utilizan la modalidad indoor (bajo techo), lo que le garantiza el suministro continuo todo el año al no depender de variaciones ambientales.
Vende un aceite con alto contenido de CBD (uno de los componentes químicos de la planta, que no produce efecto alucinógeno) destinado para pacientes epilépticos de hasta 21 años. Otro aceite, denominado numeral 77, lo buscan pacientes con enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, y también con artritis o fibromialgia. El tercer aceite, numeral 11, lo usan pacientes con cáncer y otras enfermedades terminales, y el cuarto, el más analgésico, es el denominado internacionalmente painkiller, que actúa como la morfina y se usa para dolor agudo crónico.
Estas últimas variedades tienen, en diferentes proporciones, THC, el más conocido componente cannabinoide, con efecto psicoactivo, muy buscado por quienes hacen un uso recreacional de la marihuana. “Tuvimos que ponerle una marca a nuestros productos”, explicó Landgreen, “porque con este crecimiento que hay en el mercado argentino, en este momento hay como una anarquía y queríamos certificar la cepa y la calidad de lo que vendemos”, dijo.
En marzo el Congreso argentino aprobó la ley 27.350 que permite el acceso legal al aceite de marihuana con fines medicinales, crea un registro de pacientes y deja abierta la puerta para que el Estado siembre marihuana y produzca sus propios derivados. Esto permite la importación del aceite para pacientes con epilepsia refractaria y ha dejado en un limbo legal a miles de pacientes, que sufren otras enfermedades, y usan marihuana medicinal con fines paliativos.
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