Pasaron 733 días desde aquella derrota 2 a 0 frente a Ecuador en el Monumental por la primera fecha de las Eliminatorias. Tres entrenadores, decenas de futbolistas y mucho sufrimiento. Finalmente Argentina terminó su tortuoso derrotero en esta etapa clasificatoria con esa sonrisa que necesitaba: derrotó 3 a 1 a Ecuador en el estadio Atahualpa de Quito y aseguró su participación al Mundial de Rusia. Final feliz para una película de suspenso.
Ni siquiera habían terminado de acomodarse los futbolistas en el campo cuando Ibarra aprovechó la quietud de la defensa argentina, combinó con Roberto Ordóñez y definió cruzado ante Sergio Romero. Demasiado pronto, demasiado fuerte.
La Selección sintió el mazazo y atravesó un lapso de zozobra, sobre todo cuando los ecuatorianos explotaban las bandas. Sin embargo tras esos primeros minutos complicados, el conjunto de Jorge Sampaoli reaccionó.
A los 6 minutos, llegó el primer aviso, cuando Ángel Di María tiró un centro demasiado potente desde la izquierda que no alcanzó a conectar Darío Benedetto. Y a los 12 la Albiceleste alcanzó la igualdad: Lionel Messi encaró y se sacó de encima a Darío Aimar, abrió para Di María, fue a buscar al área y empujó a la red tras la precisa asistencia del jugador de París Saint-Germain.
Si bien el empate rápido y los resultados en otros estadios le daban tranquilidad, Argentina no especuló, mantuvo el pie en el acelerador y fue por la victoria, con Messi y Di María en sus mejores versiones.
A los 15, el futbolista de Barcelona encaró desde el centro hacia la izquierda, dejó parado a Pedro Velasco y disparó cruzado, pero se encontró con una buena respuesta de Máximo Banguera.
Y a los 20 finalmente cayó el segundo en una maniobra que parecía intrascendente: un pase largo de Di María para Messi fue a dar a los pies de Darío Aimar. El marcador central tardó mucho en rechazar y permitió que el capitán argentino se la arrebatara. Rapidísimo, El rosarino se acomodó y batió a Banguera con un potente zurdazo alto.
La ventaja debió funcionar como un bálsamo para la Selección, sin embargo las dificultades para controlar el balón en el medio y las dudas en el fondo mantuvieron al modesto combinado ecuatoriano en partido, aunque sin generar chances serias en los 45 minutos iniciales.
Con altibajos, Argentina siempre fue mucho más peligrosa que su adversario y estuvo cerca de concretar el tercero a los 31 nuevamente con una combinación entre Di María y Messi. Banguera lo evitó en el cara a cara con Fideo.
Con el local sin demasiada motivación y con pocos recursos para aspirar a una remontada y con la visita descansando sobre el marcador favorable, el segundo tiempo estuvo muy lejos de exhibir un buen nivel de juego. Para colmo, los resultados que llegaban desde otros rincones del continente ponían a Argentina en la Copa del Mundo cada vez con más comodidad.
Si todo este combo no era suficiente, a los 17 minutos un pelotazo desde el círculo central de Nicolás Otamendi cayó en el pecho de Messi a 35 metros del arco. Demasiado libre, Leo avanzó unos metros, superó la débil marca de Robert Arboleda y definió con una pincelada mágica. Tercer grito de la noche para el capitán y asunto cerrado.
El tramo final fue de relleno. Ecuador fue un puñado de impotencias que dejó en evidencia cuán lejos está este equipo del que arrancó las Eliminatorias con cuatro victorias consecutivas. Con la tarea cumplida, Argentina se dedicó a hacer circular la pelota y esperar el paso del tiempo. Con una tranquilidad inimaginable dos horas antes, vivió los minutos finales con la certeza de que viajaría a Rusia el año próximo.
El último pitazo del brasileño Anderson Daronico le puso el punto final a esa historia dramática que había comenzado el 8 de octubre de 2015 con un cachetazo frente a Ecuador en Buenos Aires y terminó dos años después con una sonrisa ante el mismo adversario en Quito.