Al momento de la masacre de Panambí, Sergio Elías Machado (28) trabajaba en el aserradero de la familia Knack. Catorce meses después, el mismo sujeto fue detenido y acusado por el doble homicidio de Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29) en el Paraje Samambaya, localidad de Los Helechos, a pocos kilómetros de donde residían los Knack.
Junto a Machado también fue detenido Jorge Miguel Chiluk (27), quien en los primeros días de arresto compartió una celda en sede policial con un sujeto identificado como Samuel Martínez, el que luego involucró a ambos con el cuádruple homicidio de la familia Knack.
Según consta en el expediente, en agosto del 2015 Martínez manifestó en la Justicia que en una conversación su compañero de celda Chiluk le contó que Machado aseguró haber participado en la masacre de Panambí como entregador, ya que conocía los movimientos de la familia y sabía que ese 25 de mayo del 2014 Cristian Knack (25) viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para buscar dinero.
Incluso, como había trabajado para las víctimas, estaba al tanto de la distribución interna de la propiedad y conocía sus costumbres en cuanto a la seguridad.
Sumado al hecho que las víctimas relataron que fueron a cinco los delincuentes que irrumpieron en la casa y hasta el momento hay sólo tres sospechosos, más los graves antecedentes de Machado, había grandes expectativas respecto a lo que pudiera declarar en la víspera.
Pero las posibilidades se evaporaron a los pocos segundos, ya que frente a los jueces Machado apenas confirmó su identidad y que al momento del hecho trabajaba en el aserradero de Knack.
Pidió por Bondar
Luego expresó que no hablaría más sin la presencia de su abogado, Roberto Bondar, quien lo defiende en la causa del doble homicidio de la señora Bezus y su hijo.
El testigo se mostró muy nervioso, a pesar de que el presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, le informó que estaba en calidad de testigo, no como imputado y le brindó las garantías del caso, pero Machado mantuvo la negativa.
A su turno, el querellante Javier Millán solicitó desistir del testigo para no sumar un nuevo incidente con Bondar, quien ya recusó al Tribunal en el sonado juicio por el homicidio de la pequeña Selene Aguirre y luego hizo lo mismo en la causa del doble homicidio de Samambaya, que fue postergado.
Como contrapartida, desde la defensa de los imputados subrayaron la importancia de escuchar al testigo y solicitaron que se lo vuelva a citar, lo que será analizado por el Tribunal en las próximas jornadas.
Tanto Machado como Chiluk llegaron a la sala de debate bajo un estricto operativo de seguridad del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), puesto que están detenidos desde mediados del 2015 y aguardan la fecha del juicio por el doble homicidio de Samambaya.
Sobre los dichos de Samuel Martínez, ante los jueces Chiluk aseguró “jamás hablé de eso”, por el caso de Panambí, como tampoco conoció a las víctimas ni el aserradero.
Policías demorados
En la víspera también declaró el cabo Emanuel Vergara (27), quien al momento del hecho integraba la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional II de Policía.
Conto que el 25 de mayo del 2014 llegó a la escena del crimen alrededor de las 21.30 y en las horas posteriores no pudieron recabar mayores datos, hasta que surgió la llamada anónima a la comisaría de Panambí, el 26.
Ante una sala de audiencias colmada, Vergara contó un incidente muy poco conocido y que pone la lupa sobre las sospechas que siempre giraron en torno al llamado anónimo, lo que incluso fue motivo de apelaciones por parte de las defensas de los imputados.
El policía contó que en las horas posteriores al hecho, efectivos de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) realizaron un entrecruzamiento telefónico que derivó en la demora de efectivos de la Brigada por un “malentendido”, expresó.
Luego se comprobó que la llamada salió de un locutorio de Leandro N. Alem. “No sé cómo surgió que el llamado anónimo salió de nosotros, de la Brigada, por lo que los oficiales y jefes estuvieron demorados en la UR II. Después se solucionó”, agregó.
Por otra parte, exhibió contradicciones respecto a lo que declaró la testigo Norma Beatriz Báez (29) sobre el Volkswagen Bora gris que dijo ver en inmediaciones a su casa a media mañana del 25 de mayo y que luego impactó contra un tronco, ya que según el mismo policía, otros testigos de la zona escucharon el ruido del choque del auto “a altas horas de la noche”.
Tampoco aportó demasiadas precisiones con relación a un segundo llamado anónimo que él mismo recibió el 29 de mayo estando de guardia y que consta en un parte informativo con datos de una presunta banda de Jardín América, “integrada por paraguayos y porteños, que podrían ser autores del hecho”, según el anónimo.
Vergara recordó que en dicho parte constaban los números telefónicos de los sospechosos, pero dijo desconocer por qué no se avanzó en esa línea investigativa.
Más dudas
Tal como lo hizo en el primer juicio, Franco García (23) recordó que el 25 de mayo del 2014 a la tardecita pasó con su coche por el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, a la altura de la propiedad de las víctimas. Llovía y había neblina, pero notó la presencia de una persona en la banquina que les hacía señas. El muchacho conducía un Gol Power gris y estaba acompañado por dos amigos.
Dijo que ninguno de los ocupantes logró reconocer al sujeto, ya que su cuerpo evidenciaba los daños del fuego. Ante el Tribunal, ayer primero dijo “vimos al chico”; pero luego, a instancias de la fiscalía, indicó “tal vez sería el padre. Era una persona grande, pero no pude reconocer el rostro”.
En este contexto, las partes solicitaron que conste en actas los detalles brindados por García, ya que existen dudas respecto a los dichos de Cristian Knack en su declaración antes de morir el hospital Madariaga de Posadas, cuando mencionó que los delincuentes que irrumpieron en su casa se escaparon a bordo de un VW Bora gris.
El juicio pretende echar luz sobre los responsables del cuádruple homicidio de Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Bianca (12) y Cristian. Están imputados al ex prefecto Pablo Julio Paz (54), Juan Ramón Godoy (47) y Marcial Benicio Alegre (54).
El debate oral continuará el próximo martes, desde las 8.30, con la presencia de quince testigos citados.
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