En su declaración ante el Tribunal Penal Uno, el oficial auxiliar Hugo Orlando Rodríguez (33), perito de la División Bomberos de la Unidad Regional II de Policía, brindó un pormenorizado y claro informe sobre su accionar técnico en la investigación de la masacre de Panambí.
Contó que analizó los estragos del fuego en la escena del crimen y más tarde peritó los materiales explosivos hallados en el taller de Marcial Benicio Alegre (54), uno de los tres imputados por el horrendo crimen.
Sobre las pericias realizadas en la vivienda de la familia Knack, en el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, Rodríguez confirmó lo que tal vez sea el dato más brutal del hecho que se investiga: la pequeña Bianca, de apenas 12 años, fue amarrada a una silla, rociada con alcohol y quemada viva, tal como declaró Carlos “Nano” Knack a partir de lo que le comentaron las víctimas minutos después del desastre.
“Dentro de la vivienda se encontraron dos sectores con impronta de incendio. En la zona cocina-comedor y living, había una silla con el tapizado del asiento y el respaldo quemados”, precisó el perito.
El segundo foco ígneo se halló en un dormitorio, donde los asesinos quemaron vivas a las víctimas. Además, Rodríguez determinó que cerraron la puerta desde afuera para evitar que pudieran escapar.
Dicho informe corroboró los dichos de Nano, quien relató: “Primero le pegaron a Cristian, después a papi y los pusieron en diferentes piezas. Le sentaron a Bianca en una silla, le empezaron a torturar con fuego y pedían plata, hasta que encontraron pero no quedaron conformes. Después le metieron fuego a la pieza y uno de los ladrones se quedó afuera sujetando la puerta mientras que mi familia se quemada”.
Nuevos recuerdos
La primera semana del segundo juicio por el cuádruple homicidio de la familia Knack concluyó con la declaración de 20 testigos, algunos de los cuales ya habían testificado en el primer debate, pero en su nueva presentación recordaron detalles que apuntarían a complicar a los imputados.
El caso más contundente fue el del oficial de Policía Enrique Oscar Arenhardt (35), quien en su primera declaración mencionó que Cristian Knack (25) dijo que delincuentes que irrumpieron en su casa escaparon en “un vehículo oscuro. No dijo la marca ni especificó el color”.
En cambio, al volver a testificar ante el Tribunal Penal Uno afirmó que la víctima mencionó que los autores del hecho se movilizaban en “un Bora color oscuro”, con lo que puso en la escena del crimen al auto de uno de los acusados.
Por su parte, Franco García (23) recordó que el 25 de mayo del 2014 a la tardecita pasó con su coche por el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, a la altura de la propiedad de las víctimas, donde notó la presencia de una persona en la banquina que les hacía señas. El muchacho conducía un Gol Power gris y estaba acompañado por dos amigos.
Dijo que ninguno de los ocupantes logró reconocer al sujeto, ya que su cuerpo evidenciaba los daños del fuego.
Como en el primer juicio, el testigo no supo precisar quién era esa persona, pero ante la insistencia de la fiscal Miriam Silke indicó que “tal vez sería el padre. Era una persona grande, pero no pude reconocer el rostro”.
Esta segunda versión favorece la acusación, ya la fiscalía y la querella pretenden probar que Cristian vio un Bora gris y no se confundió con el Gol de García.
De esta forma, si el juicio se suspende y recomienza tres o cuatro veces, pudiera ser que los testigos tengan tres o cuatro versiones de un mismo hecho.
El juicio por el cuádruple homicidio de Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Bianca y Cristian, tiene como imputados al ex prefecto Pablo Julio Paz (54), Juan Ramón Godoy (47) y Marcial Benicio Alegre (54).
Cuestionan la instrucción
El testimonio de Rubén Aníbal Lagos (46), vecino del kilómetro 7 que trasladó a Cristian hasta el Samic de Oberá, arrojó contradicciones con relación a lo que figura en la instrucción policial.
“Cristian caminaba y hablaba bien, pero no me contó nada, sólo me decía que apure porque le dolía mucho, pero no podía ir más rápido porque llovía mucho”, indicó.
Fue entonces que surgió que en su declaración en ante la Policía el 26 de mayo dijo que la víctima le contó que los malvivientes tenían revólveres y cuchillos, que entraron por atrás y que su papá en un momento dudó en entregar la plata, a lo que Lagos respondió: “No, nunca escuché que dijo eso ni recuerdo haber declarado eso”.
Por su parte, Germán Alexander Mojsiuk (19) recordó que en un primer momento no lograron reconocer a Oscar Knack de tan quemado que estaba, cuando la víctima caminó hasta la casa de un vecino para pedir auxilio.
Luego, afirmó que su primo Cristian le dijo que los asaltantes “andaban en un auto negro y me pidió que me quede para cuidar que no saquen nada de la casa”.
Sobre su declaración en sede policial respecto a un supuesta facturero que observó en la escena del crimen y en el cual una hoja decía: “Entregué 400 mil pesos”, el muchacho afirmó que nunca testificó eso.
Iván Hernando López (47) ex empleado del aserradero de Knack indicó que nunca vio a ninguno de los tres imputados y sólo recordó haber atendido a un sujeto de San Javier “flaco y alto”, lo que no condice con la fisonomía de ninguno de los acusados.
A su turno, el cabo Emanuel Vergara (27) contó que en las horas posteriores al hecho, personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) acusó a policías obereños de haber efectuado el llamado anónimo que apuntó la investigación hacia la denominada banda de San Javier. “Pero fue un mal entendido”, subrayó.
El debate oral continuará el próximo martes, desde las 8.30, con la presencia de 15 testigos citados.
El Territorio
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