El sujeto, amigo del papá de la víctima, a quien le alquilaba una habitación en la localidad bonaerense de Florencio Varela, Buenos Aires fue denunciado pero sigue libre y amenaza a la familia de la criatura. “Espero que lo detengan, las pruebas están, y que no le haga esto a ninguna otra nena”, exigió la mamá.
Hace casi un año que se atrevió a contar lo que estaba padeciendo. Tres veces había sido abusada por el hombre que alquilaba una habitación en su casa de Florencio Varela. La nena, que en la actulidad tiene 13 años, tiene miedo de salir de su casa y él sigue libre.
“Mi hija se había intentado suicidar, pero no nos decía qué era lo que le pasaba. Hasta que el 11 de noviembre del año pasado nos llamaron del colegio. Ella le había contado a un compañerito que habían abusado de ella pero no dijo quién”, dice a “Crónica” Damiana, la mamá de la víctima que en ese momento tenía 12 años.
“Yo en casa hablé con ella. Tenía mucho miedo. Me contó de a poco. Hasta que me dijo que era Jorge, un amigo de mi marido a quien le alquilábamos una habitación”, relata la mamá, que se enteró de que su hija había sido abusada tres veces, la primera el 3 de septiembre de 2016.
“Un día que estaban solos él la llamó con la excusa de darle un papel para la hermana. Cuando ella se acercó, le tapó la boca, la metió en la pieza y abusó de ella por primera vez. Como vivía en nuestra casa, la amenazaba con que sabía por dónde entrar para matarnos a todos y prenderla fuego”, cuenta la mujer.
Ese día que la familia se enteró, el hombre de 34 años aún vivía en la casa. “Cuando llegó, ya estaban los vecinos. Mi marido le gritó: ¿Qué le hiciste a mi hija?. Él primero lo negaba y después respondió: No fue todo mi culpa, ella me buscaba. Ahí le pegaron los vecinos. Yo me metía para que no lo mataran y que fuera preso, pero sólo estuvo un rato, salió por la otra puerta”, sostiene la mamá de la víctima.
“En la comisaría 2ª de Varela no hicieron nada. Las pericias a mi hija se las hicieron en la DDI de La Plata. En cámara Gesell contó todo, le hicieron pericias psicológicas y la revisión médica. Las pruebas están, pero ni la Justicia ni la policía de acá hacen nada”, reclama la mamá. Tiene una restricción de acercamiento pero vive en lo de sus familiares, a media cuadra de mi casa. Mi hija sólo sale para ir al colegio. Tiene miedo, ya se lo cruzó y después no puede dormir. Un día se paró en la puerta del colegio para asustarla. Lo denuncio pero no pasa nada”, se queja la mujer.
“Espero que lo detengan, las pruebas están, y que no le haga esto a ninguna otra nena. Que vaya preso y se haga justicia”, suplica la madre.
Crónica
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