“A mi representando no le interesa ninguna de las supuestas condolencias de los imputados, que cuando brindaron indagatoria lo miraron a la cara y dijeron que también necesitaban justicia. Al señor Knack no le interesan esas condolencias. Tampoco la de los familiares de algunos de los imputados, porque todo eso fue una teatralización en el marco de la estrategia defensiva para mostrarse como víctimas que también buscan justicia”, subrayó Javier Millán Barredo, querellante que representa los intereses de Carlos “Nano” Knack (27), durante su alegato en el marco del juicio por la masacre de Panambí.
Ayer, durante casi dos horas, el letrado argumentó en detalle su acusación sobre los imputados Juan Ramón Godoy (47), el ex prefecto Pablo Julio Paz (54) y el chapista Marcial Benicio Alegre (54), para quienes solicitó la pena de prisión perpetua.
Previamente, el Tribunal Penal Uno desestimó el pedido de recusación solicitado por los codefensores de los acusados, quienes el lunes presentaron un escrito en desacuerdo por el rechazo de una serie de medidas de prueba planteadas durante el debate.
Tras un cuarto intermedio, los jueces Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y Jorge Erasmo Villalba consideraron que la presentación fue realizada fuera de término y por ello el rechazo de la misma.
Por su parte, los defensores insistieron con que “la investigación policial develó todo tipo de irregularidades en el levantamiento de huellas y en la cadena de custodia” y “hubo un agravio al debido proceso en términos convencionales”.
Una vez clausurada la recepción de pruebas, el querellante inició la lectura de su alegato y su primera referencia apuntó a la denuncia de Godoy por torturas que padeció a manos del oficial de Policía Enrique Arenhardt.
“Es parte de una estrategia defensiva absolutamente pensada para llegar a la Corte (Suprema de Justicia) como víctimas y no como victimarios. Van a ir a la Corte con el rótulo de que aquí se violaron sus derechos constitucionales, que fueron cercenados en su derecho de defensa”, opinó Millán Barredo.
“Habló y murió”
Incluso, calificó como show la presencia del cineasta Enrique Piñeyro, integrante del Proyecto Inocencia, quien asistió al debate como público invitado por el codefensor Eduardo Paredes.
Al respecto, el querellante mencionó que “un día en esta sala de debates hicimos un cuarto intermedio prolongado y en vez de un perito apareció un cineasta; de segunda línea, pero un cineasta al fin. Con lo que quedó acreditado que el show había comenzado, porque esa estrategia ante la Corte va ser apoyada con fuego externo, con algunas instituciones como Proyecto Inocencia y con algún corto televisivo”.
La masacre de Panambí se cobró las vidas del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y sus hijos Bianca (12) y Cristian (25), quien agonizó por 36 días y antes de morir aportó datos del hecho.
“Mi representado tiene la versión de todo lo ocurrido nada más y nada menos que de boca de su hermano fallecido, que fue uno de los protagonistas de lo que pasó en su casa en la nochecita del 25 de mayo del 2014, quien luego de estar en terapia intensiva por más de un mes, un día se despertó y dijo quiero declarar, quiero denunciar. Se lo dijo a su hermano y a su tío, y ambos le informaron a la jueza Gauchat y ella comisionó a la Policía para que se constituya en el lugar para tomarle la denuncia a Cristian. A pesar de todo lo que se dijo en contra de esa denuncia, quiero decir que la misma es absolutamente válida porque fue tomada en base a lo que indica el Código Procesal Penal de la Provincia que autoriza a denunciar a quienes fueron víctimas de un delito”, indicó el letrado.
Y agregó: “Cristian se despertó, habló y murió. Dijo la verdad y murió, pero no mintió. Dijo que entraron con una barreta, y la barreta estaba ahí; que lo ataron con un cinto y el cinto quemado fue fotografiado. Dijo que los ataron y los prendieron fuego vivos, lo que también está probado. Dijo que cuando salió de la casa vio a uno de los delincuentes que ya no tenía capucha y lo reconoció. La capucha también fue encontrada. Muchas veces repitió no entiendo porque nos prendieron fuego si ya se llevaron todo lo que teníamos”.
Conjeturas
En su declaración ante la Policía, Cristian Knack afirmó que en la escena del crimen identificó a un prefecturiano o ex prefecturiano que les compraba madera en el aserradero del kilómetro 7 y cuyo nombre y teléfono debían estar en los registros del aserradero, lo que nunca fue probado.
También indicó que hacía más de un año que no le vendían porque el sujeto “se fresqueba” con su mamá y su papá se habría mostrado celoso.
En ese punto, el querellante conjeturó que “Cristian dijo que la mamá anotaba los nombres y los teléfonos de los clientes en los cuadernos de la empresa. También habló de una escena de celos del padre y sabemos que Carlitos, como le decían a Oscar Knack, era un tipo argel. Capaz la madre hizo desaparecer el nombre para que Carlitos no se haga problemas”.
Respecto a las características físicas dadas por la víctima y que no concuerdan con la talla de Paz, Millán Barredo volvió a especular: “Dijo que el ex prefecturiano era un flaco alto, pero los chicos cuando hablan de una persona dicen flaco o chabón. Por ahí en el momento quiso decir un chabón alto”.
En cambio, según Millán, la víctima sí tuvo lucidez para describir el auto en el que escaparon los asesinos, un VW Bora gris como el coche de Godoy, porque “un joven sabe distinguir las marcas y modelos de los autos. Si yo hubiera estado en el lugar de Cristian no sabría distinguir, pero los jóvenes sí”.
Testigos mudos
En otro punto, defendió la tarea de los peritos de Criminalística de la Policía, encabezados por el licenciado Marcelo Maslowski, lo que viene siendo atacado por la defensa.
Citó que la huella compatible con Paz fue levantada el 26 de mayo del 2014 en presencia del testigo Rubén Elías García, “a quien ninguno de los imputados le preguntó nada. Cómo puede ser que no le hayan preguntado nada siendo que argumentan que el procedimiento fue irregular”, señaló.
Para Millán Barredo la huella “constituye un testigo mudo que ratificó todo lo dicho por Cristian Knack”, como “otro testigo mudo es el informe de las pericias de ADN que colocan en el lugar a Paz y a Godoy”.
Confirmó que un familiar de las víctimas fue testigo del acto de secuestro de la capucha de media fina -con rastros genéticos de Paz y Godoy-, pero no fue citado a declarar por las partes.
“Por suerte apareció esa capucha, pero si no aparecía no pasaba nada porque las pericias ya se hicieron”, apuntó respecto a que recién ayer las partes pudieron observar la prueba.
En tanto, ponderó los testimonios de Norma Báez y su marido José Luis Ramírez, quienes declararon que el 25 de mayo a la mañana observaron un Bora gris cerca del acceso a su casa, en el kilómetro 13, sobre un camino vecinal que conecta con Mojón Grande.
Al tiempo que la ex suegra de Godoy, Neusa Teresita Dos Santos, afirmó que esa misma tarde se cruzó en la ruta con el imputado, quien se dirigía con sentido a Mojón Grande.
También mencionó que “Godoy reconoció que tiene antecedentes penales y también dijo que era ñoqui del Ifai. Ambas cuestiones hablan de su condición moral”.
Argumentos
Respecto de Paz, la querella subrayó la presencia de una huella de alpargata en la escena del crimen. Sobre Alegre fue más allá y lo definió “como una persona relacionada al delito en general. Vivía en constante delito” y dio detalles de las armas halladas en su tráiler en San Javier, aunque dichos elementos no tuvieron que ver con la masacre.
“Yo también tengo pasión por las armas, pero para qué tener un silenciador si no es para cometer delitos. Por algo está prohibido por ley”, agregó el abogado.
Recordó que el testigo José Humberto Pérez, ex cuñado de Godoy, comentó que recibió una propuesta de Alegre para hacer una “entradera” en Virasoro.
Y valoró el aporte del testigo Raúl Rodríguez Quevedo, quien afirmó que la noche del 25 de mayo vio a Godoy lavando su auto, lo que el imputado negó reiteradamente.
Asimismo, Millán Barredo apuntó sus críticas hacia el trabajo de los codefensores. “Así como en el hecho esta gente actuó coordinadamente, también lo hicieron en el proceso para tratar de invalidar las pruebas”, opinó.
Para el final dejó una frase de tintes místicos: “Los imputados se defienden diciendo que cayeron en una conspiración de la política. Pero no, es la justicia del universo que los alcanzó”.
Recusación rechazada
El lunes, la defensa de los imputados presentó un escrito recusando al Tribunal en desacuerdo por el rechazo de una serie de pruebas que oportunamente fueron planteadas.
“El Tribunal nos rechazó todas las medidas de prueba solicitadas, pero a la fiscal le aceptaron todas”, reclamaron.
Ayer, se procedió a la lectura de los argumentos de la recusación, donde se expresó que “la investigación policial develó todo tipo de irregularidades en el levantamiento de huellas y en la cadena de custodia”. Por ello, consideraron que “está en juego la confianza que debe inspirar el Tribunal”, e insistieron en la necesidad de agotar los medios de pruebas ya que se trata del “caso más importante en la historia criminal de Misiones” y los imputados están sujetos a la pena máxima. Luego de un breve cuarto intermedio, el Tribunal rechazó la recusación por extemporáneo. Tampoco hicieron lugar al pedido de citación de un perito de Gendarmería que revise el protocolo de levantamiento de las huellas dactilares.
El debate continuará mañana, desde las 8.30, con el alegato de la fiscalía.