Según el expediente judicial, a las pocas horas de su desaparición, el 14 de febrero del 2014, el celular de Dante René Hawrysz (29) replicó en dos antenas de una empresa de telefonía ubicadas en el municipio de Aristóbulo del Valle.
En los siguientes cuatro años nunca más se contactó con nadie ni supieron nada de él. Su familia hizo todo lo que pudo para encontrarlo, pero fue como si se lo hubiese tragado la tierra y el único rastro que dejó fue aquel de Aristóbulo del Valle.
Este lunes, un vecino de la zona caminaba monte adentro buscando plantas medicinales y se encontró con una billetera y restos óseos, presumiblemente humanos.
El hallazgo se produjo en la zona del mirador de la ruta provincial 7, a unos dos kilómetros del casco urbano de Aristóbulo del Valle, donde un solo golpe de vista no alcanza para dimensionar tanta naturaleza.
El yuyero dio aviso a la Policía y en el lugar los uniformados confirmaron que la billetera contenía el DNI de Hawrysz, el obereño desaparecido desde el 14 de febrero de 2014. También portaba el DNI de su pequeña hija, Fiorella Pilar, nacida el 22 de febrero del 2013.
Notificado al respecto, el lunes a la tarde el titular del Juzgado de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón, dispuso que se preserve la zona del hallazgo y que se realice un amplio rastrillaje por las inmediaciones con el fin de dar con más elementos que podrían ser útiles a la causa. Para ello solicitó la colaboración del personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic).
En consecuencia, en las pesquisas de la víspera los investigadores hallaron un cráneo, un maxilar izquierdo, un fémur, una tibia y una cadera. En la billetera de cuero marrón, además de los DNI de Hawrysz y su hija, encontraron una tarjeta de débito a nombre el sujeto.
También hallaron restos de un pantalón con cierre, un par de borceguíes, un bolso tipo morral conteniendo un bruzo gris, dos encendedores, un blíster de pastillas y una botella de whisky con la mitad de su contenido.
En el mismo lugar fue encontrado un trozo de soga sintética de 1.40 metro de largo, amarrada al extremo de una rama de un árbol.
Fuerte indicio
En tanto, fuentes del caso precisaron que el material recolectado en el monte será sometido a las pericias de rigor para determinar la identidad de la víctima y la causa de su deceso, procedimiento que demandará varias semanas e incluirá la toma de muestras de ADN de los presuntos familiares.
En consecuencia, hasta tanto no se realicen los estudios científicos, es imposible confirmar o descartar que los restos óseos correspondan a Dante René Hawrysz, más allá del fuerte indicio que significó el hallazgo de su billetera y su DNI, como también de la soga atada a un árbol.
En diálogo con El Territorio, Norma Arbe (54), madre del joven desaparecido, confirmó que la familia se enteró de la novedad por los medios, al tiempo que no quiso especular sin tener en sus propias manos los resultados forenses.
“Son sensaciones encontradas, pero no puedo decir nada hasta tener la certeza de que sea o no mi hijo. Fueron cuatro años de mucho dolor e incertidumbre y seguimos así. Ahora esperamos los resultados con angustia y ansiedad”, comentó Arbe.
Asimismo, recordó que “años atrás se encontraron huesos y dijeron que eran de Mario Golemba, pero después resultó que no. Hay que ser muy cuidadosos con la información porque detrás de esto hay una familia que sufre”.
Tras la desaparición de Hawrysz se tejieron varias hipótesis: que tuvo un problema de salud, ya que sufría convulsiones y estaba medicado; que discutió con su pareja y decidió irse, aunque ella nunca confirmó esta versión; y hasta que fue víctima de un hecho de inseguridad. Al respecto, su madre comentó que todavía tiene dudas.
El misterio
Luego de la misteriosa desaparición, familiares y amigos del joven pegaron afiches en la ciudad y localidades vecinas. Incluso, su hermana Patricia se presentó en un programa de canal América y planteó la intriga.
Arbe recordó que el día que el 14 de febrero del 2014 habló con su hijo y lo notó mal anímicamente, pero no logró saber el motivo de sus pesares.
“Me dijo que yo le diga por qué tenía que seguir viviendo. Le pregunté por qué me decía eso y él insistía. Entonces le dije que tenía que vivir por su hijita. No me contestó más y fue la última vez que hablé con él”, comentó entonces.
Producto de un accidente que tuvo a los ocho años y le produjo una fisura de cráneo, el joven sufría convulsiones y estaba medicado.
Por ello, desde un primer momento su madre consideró que “alguien le hizo algo, por algún motivo que desconocemos, o tuvo un ataque de convulsiones muy fuerte que lo dejó tirado por ahí y no pudo volver a la casa”.
El muchacho estaba en pareja, tenía una beba y trabajaba en gastronomía. El día que desapareció salió de su casa, en inmediaciones del Parque de las Naciones, con la intención de retirar unos suvenires para la fiesta de cumpleaños de su hija.
“También tenía turno con el oftalmólogo y pidió que le pasen para otro día porque había mucha gente, según declaró la secretaria. Por eso pienso que mi hijo no se fue porque quiso, de lo contrario no iría a suspender un turno médico”, opinó Arbe.
Alrededor de las tres de la tarde del mismo día la esposa del joven se contactó con la madre para informarle de que no había regresado a la casa. Luego, un amigo del muchacho se comunicó con ella vía Facebook para contarle que su hijo lo había llamado y se notaba muy deprimido.
“Fui hasta donde estaba el chico y le pedí que se contacte con mi hijo, porque a él le atendía el teléfono. Ahí me preguntó por qué tenía que seguir viviendo”, recordó.
Fuente: territoriodigital