Detenida en la comisaría local, Rosa Quiroga espera el traslado al hospital de Santa Teresita, donde quedará internada con custodia.
“No habla casi nada, come, está medicada y ni llora. Se la ve como ida”. Así pasó las últimas horas Rosa Edith Quiroga (31), la sargento de la Policía Bonaerense acusada de asesinar a su hija Luana (6) y que permanece detenida en un calabozo de la comisaría de Mar del Tuyú, según confiaron fuentes con acceso al expediente a Clarín.
El homicidio de Luana conmocionó a Mar del Tuyú y ocurrió en un dúplex ubicado en calle 62, entre avenidas Costanera y 1, a escasos 50 metros de la playa, donde Quiroga -quien estaba de licencia psiquiátrica de la Bonaerense- veraneaba junto a su hijita, su padre -un policía de la Ciudad-, su hermano de 14 años y un sobrino de 7.
Aún se investiga qué fue lo que sucedió en el primer piso del dúplex donde Luana yacía recostada sobre la cama cuando recibió los dos disparos de la pistola Browning calibre 9 milímetros, el arma reglamentaria de su abuelo.
Por relato de los testigos se sabe que “entre el primer disparo y el segundo hubo como un minuto de diferencia. “¿Si la remató? Creemos que sí”, especularon ante la consulta de Clarín las fuentes.
También se conoció que la mujer salió de la casa tomándose la cabeza y gritando: “¿Qué hice?, ¿qué hice?”. Y que le refirió a la Policía que había asesinado a su hija: ‘La maté porque estaba enferma y no quería que sufriera’. Aunque en la autopsia nada constó sobre ello.
Lo cierto es que, luego de que ayer fuera evaluada por un psiquiatra del hospital de Santa Teresita que aconsejó que no declare en la causa y que solicitó que le restituyeran la medicación psiquiátrica prescripta que -según su abogado defensor- había dejado de tomar, Quiroga aguarda por estas horas la orden de traslado del Juez de Garantías N°4 de Dolores, Diego Olivera Zapiola.
Mientras, permanece alojada, contenida y con custodia, en un calabozo de la comisaría de Mar del Tuyú, donde pasa las horas en silencio y custodiada: “No habla casi nada, come, ni llora, está como medio ida”, describieron las fuentes.
En principio, el magistrado había decidido que Quiroga fuera derivada a la Unidad N°50 del penal de Batán, el único lugar de la zona donde tienen asistencia psiquiátrica, pero el cupo del Servicio Penitenciario Bonaerense se demoró por lo que el juez Olivera Zapiola autorizó el traslado de la detenida al hospital de Santa Teresita, donde quedará internada con custodia policial.
“Es más, Quiroga nuevamente hoy iba a ser entrevistada por la psiquiatra del hospital de Santa Teresita que la evaluó ayer, pero ante el inminente traslado se suspendió eso cita”, contaron.
Por lo pronto, recién este jueves se dirimirá el futuro de la imputada, quien se había unido a la Policía Bonaerense en febrero de 2010 pero que desde junio del año pasado “venía con diversas carpetas médicas hasta que el 5 de enero le dieron la licencia psiquiátrica por trastornos de ansiedad y le quitaron el arma reglamentario”, según las fuentes.
Es que el jueves Quiroga, a quien se le imputa el delito de homicidio doblemente calificado por el vínculo y el uso de arma, y que prevé una pena de prisión perpetua; tiene una cita en la Asesoría Pericial de Dolores donde será evaluada por un psiquiatra.
“Tras esas pericias psiquiátricas se espera tener algún grado de certeza para ver cuál va a ser el destino final de la imputada, que aconseja el perito psiquiatra”, revelaron las fuentes.
Entonces, en función del informe del perito se dirimirá si la sargento -que cumplía funciones en la comisaria de Turdera, en Lomas de Zamora y que fue desafectada de la Bonaerense- será internada en un hospital psiquiátrico o quedará alojada en la Unidad N°50 de la cárcel de Batán, como ordenó la Justicia de Garantías en un principio.
Mientras, el fiscal de la UFI descentralizada N°2 de La Costa, Martín Prieto, aguarda poder tomarle testimonio a los familiares de la detenida que compartían las vacaciones con ella y la chiquita: se trata del abuelo de Luana, quien estaba en la playa al momento del homicidio y con cuya arma ocurrió el homicidio; y del hermano de 14 años y el sobrino de 7 de la imputada.