El candidato del partido gobernante es el gran favorito en los comicios presidenciales y le llevaría una diferencia de casi quince puntos a su máximo perseguidor.
Los paraguayos salieron a definir quién será su próximo presidente, en una contienda que los primeros boca de urna tienen bien adelante al conservador Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, contra el liberal Efraín Alegre, que va en alianza con una coalición de izquierda.
Tras una campaña dominada por el malestar del electorado hacia la dirigencia política, Abdo Benítez, hijo de un hombre fuerte de la dictadura de Alfredo Stroessner, llegó al día clave con un cómodo dominio en las encuestas, y los resultados de boca de urna comienzan a confirmar las chances del Partido Colorado de mantenerse en el poder.
“Siempre hemos hablado sobre propuestas específicas, porque conocemos el Paraguay, conozco este país, a su gente, los desafío, las necesidades de nuestro pueblo”, declaró “Marito” tras emitir su voto en Asunción, saliendo al cruce de las bajas expectativas de cambio entre la población.
Abdo Benítez, de 46 años, promete mantener el rumbo económico de apertura a la inversión, con facilidades impositivas, para estimular el pujante sector agroexportador que catapultó al país al cuarto lugar mundial en la exportación de soja.
En Paraguay no hay segunda vuelta electoral, por lo que el que se imponga en las elecciones de esta jornada será automáticamente el sucesor del colorado Horacio Cartes, incluso con un solo voto de diferencia.
Pese al dinámico ritmo de la economía, con un sostenido crecimiento de más de 4% anual durante una década y en base a las exportaciones del agro, el gobierno de Cartes mostró escasos resultados en la reducción de la pobreza, su bandera de campaña. El país también mantuvo su lugar de privilegio como una de las sociedades más desiguales del mundo.
“Vamos a entregar un país bien diferente al que recibimos, pero aclarando que falta mucho por hacer y, desde el lugar que nos toque, vamos a hacer”, dijo Cartes esta mañana.
Pero eso no le quitó perspectivas de triunfo a Abdo Benítez, en otra demostración de fuerza del Partido Colorado, la estructura casi imbatible que sólo perdió las elecciones de 2008, cuando sus facciones se dividieron y le abrieron camino a la oposición del ex obispo Fernando Lugo.
Efraín Alegre, lejos de tirar la toalla por su desventaja en las encuestas, clamó por fiscalizar con uñas y dientes tanto el voto como el escrutinio para remontar las posibilidades de su coalición, que se presentó con el nombre GANAR.
“Tenemos un ejército de la alianza GANAR en todas las mesas de Paraguay dispuesto a defender con sus pechos y su vida la democracia”, dijo.
Estas elecciones también marcan el regreso al gran juego de poder del ex presidente Fernando Lugo, actual líder del Senado y con grandes posibilidades de que su agrupación, el Frente Guasú, se convierta en la segunda fuerza de esa cámara.