Tanta saña por un celular y algo de cambio, el escaso botín que se llevaron los asesinos de Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29). Luego los investigadores hallaron miles de pesos ocultos en la vivienda, dentro de una Biblia, en una bolsita de azúcar y en un abrigo colgado de un perchero, entre otros.
Ayer, Jorge Miguel Chiluk (28) y Sergio Elías “Tuti” Machado (28) fueron condenados a prisión perpetua por los delitos de “robo calificado por el uso de arma de fuego en despoblado y en banda, y doble homicidio calificado para lograr la impunidad y por la utilización de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego en concurso real”.
Tiempo antes del hecho las víctimas cobraron una buena suma por la venta de pinos y el dato llegó a oídos de los acusados, quienes se criaron en la zona y eran conocidos de Bezus y su hijo. Los habrían ultimado para no ser reconocidos.
La brutalidad también se explica a partir de que Chiluk guardaba un viejo encono porque Kosaczuk lo había incriminado en robos de yerba y madera. Y prometió vengarse.
En la mañana del 16 de julio del 2015, los imputados arribaron armados a la chacra de Paraje Samambaya, Los Helechos, donde se desató el baño de sangre.
Kosaczuk fue asesinado de dos disparos en el frente de la casa y su madre alcanzó a tomar su celular para tratar de pedir socorro.
Eran las 8.08, tal como quedó registrado en el celular de su vecina María Zochewerke (71). “Llamó y cortó, sólo escuché ruidos de fondo”, declaró en el juicio.
Tal vez la señora Bezus estuvo a punto de revelar la identidad de los delincuentes, pero en ese momento recibió un golpe en la cabeza y la remataron de un disparo. Ante tanto desastre los asesinos tomaron el celular y la cartera de la mujer y escaparon del lugar.La testigo clave
Finalmente ayer y trasladada por la fuerza pública prestó declaración Vanesa Machado (35), cuyos dichos en la instrucción complicaron a los imputados. Ante el Tribunal contradijo a María Elena Regalado, novia de Chiluk.
“Después del hecho la señora Regalado fue a mi casa y me comentó que su concubino había andado merodeando la zona con otras personas, entre ellos Tuti Machado. Ella tenía miedo de que haya sido Chiluk porque tiempo atrás le había amenazado a Diego Kosaczuk”, indicó.
Incluso, aseguró que el último miércoles a la tarde recibió la visita de Regalado, quien le pidió que niegue que eran amigas.
Sobre Chiluk agregó: “Era bravo el muchacho, complicado. Los vecinos le tenían miedo porque entraba a las chacras y sacaba las cosas ajenas”.
Poco convincente
A lo largo de todo el proceso Tuti Machado se negó a declarar, pero ayer rompió el silencio y trató de justificar el hallazgo del arma homicida y el celular de Bezus en su departamento.
“Un día a las 7 de la mañana me golpearon la puerta del departamento que alquilaba en Tres Esquinas, me lavé la cara y fui a ver quién era; pero no había nadie, sólo una bolsa con un revólver y un celular. Yo junté eso porque pensé que por ahí alguien iba a venir a buscar”, argumentó.
Se mostró nervioso y confirmó que al momento del hecho trabajaba en el aserradero de Oscar Knack, en Panambí, y dijo que le vendió su moto al hijo menor del empresario maderero, Nano Knack.
Acusación fiscal
En su alegato la fiscal Estela Salguero subrayó que los asesinos actuaron con total desprecio por la vida humana. “La manera en que golpearon a la señora Bezus por un celular, ya que no encontraron plata”, lamentó.
Consideró clave el hallazgo de pruebas en posesión de Machado, pero “oh casualidad ahora dice que encontró el arma en una bolsa, cuando nadie puede acreditar que eso tenga algo de verdad”.
Asimismo, recordó que en la instrucción el propio padre del imputado declaró que sabía que su hijo compró un arma. “Yo le amo a mi hijo pero no debo mentir”, indicó entonces.
Se estableció que los tres proyectiles extraídos de las víctimas fueron disparados por el arma que estaba en su poder, remarcó la fiscal.
En tanto, indicó que Chiluk les tenía bronca a las víctimas porque Kosaczuk declaró en su contra en por lo menos dos causas penales anteriores. También refirió que al menos dos testigos lo vieron merodeando por la zona en los días previos al hecho.
Sobre su principal coartada, que el 16 de julio estuvo trabajando en el aserradero de los hermanos Hartel, Salguero explicó que “efectivamente figura como presente en la planilla de asistencia, pero esa semana el capataz estuvo de licencia y era quien más controlaba al personal. Por eso acá los dueños reconocieron que el control no era estricto, el predio era amplio y abierto, y si alguien salía y volvía podría pasar desapercibido.
“No dudo, Chiluk habrá ido a trabajar, pero pudo haber ido antes o después de cometer el hecho”, subrayó, al tiempo que mencionó que Zochewerke recibió la llamada de auxilio a las 8.08, lo que le habría dado tiempo a Chiluk para cometer el hecho y dirigirse a su trabajo.
La fiscal valoró el testimonio de Samuel Martínez, un ex reo que declaró que Chiluk le confesó la autoría del hecho y brindó detalles al respecto, como que “antes de entrar aspiraron una sustancia blanca con cerveza para tomar coraje y que trabajaba en el aserradero como pantalla”.Las defensas
Roberto Bondar, defensor de Machado, se mostró poco convincente y abundó en especulaciones.
“Hicimos una investigación con el padre de mi cliente y determinamos que ese día él se levantó y fue comprar pan, pero los testigos tuvieron miedo de declarar. El dueño del departamento nos dijo que la noche anterior Machado se tomó un vino, se fumó un porrito y se fue a dormir. Por eso el día del hecho se levantó de tarde”, señaló.
Luego avanzó en serias acusaciones sobre el accionar policial, al punto que mencionó que “la Policía por ahí le plantó la prueba” y agregó que “la gente normal tiene miedo de la Policía”.
Por último teorizó sobre “la conducta canina” y el “olor” que tienen los integrantes del Servicio Penitenciario, supuestamente para explicar la actitud de los perros de las víctimas el día del hecho. “Yo le voy a hacer hablar a los perros”, concluyó Bondar.
Por su parte, Teresa Gómez de Roth, defensora oficial de Chiluk, opinó que su defendido “fue detenido por meros comentarios” y valoró el testimonio de sus patrones, quienes indicaron que no era de faltar y que la planilla de asistencia confirma que el 16 de julio fue a trabajar.
“Hubo prisa por parte de la Policía para detenerlo a Chiluk sin pruebas concretas. Sabían que Chiluk tenía causas previas y fueron por él”, opinó.
“Están a tiempo de arrepentirse”
Durante todo el juicio Machado fue acompañado por sus padres, hermanos y cuñados, mientras que Chiluk permaneció en absoluta soledad. También asistió Luis Bezus, hermano y tío de las víctimas, acompañado por su cuñada Emilia Martínez de Bezus. En diálogo con El Territorio, Bezus comentó que en poco más de un año perdió a cuatro hermanos, además de su sobrino, al tiempo que se mostró conforme con la sentencia de la víspera. “Lo que más dolió fue escuchar la saña con que los mataron. Pero más allá de la justicia terrenal, creo en la justicia divina y pienso que estos muchachos están a tiempo de arrepentirse y salvarse”, comentó sin rencor.A su lado, su cuñada comentó que “el primer día de juicio me acerqué y les regalé un librito cristiano a cada uno de los acusados. Les dije que Jesús también murió por ellos. Los dos me dijeron gracias”.
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