Oscar Vera (55) sabía que su situación era comprometida, porque hubo testimonios firmes de que siempre había sido un violento con su mujer María Pintos (44) y que todo apuntaba a que había sido él quien la masacró a machetazos el 14 de diciembre de 2014 en las afueras de la localidad de General Urquiza. Por eso, ni se inmutó cuando este jueves al mediodía el Tribunal Penal Uno de Posadas lo condenó a prisión perpetua.
La sentencia se conoció al mediodía. Al ciudadano paraguayo que había jurado en su declaración que no había sido el asesino, que extrañaba a la víctima porque había sido “todo” para él, lo hallaron culpable del delito de “homicidio calificado por haber sido cometido en medio de una relación de pareja y en un contexto de violencia de género”.
Los fundamentos del fallo dictado por los camaristas Eduardo D’Orsaneo, Ángel Dejesús Cardozo y Gregorio Busse se conocerán el 2 de agosto a las 11.
La jornada había arrancado a la mañana con el alegato de la fiscal Amalia Spinnatto, quien consideró que las pruebas en contra del hombre eran contundentes y que demostraban que durante mucho tiempo Pintos había sufrido todo tipo de malos tratos por parte de Vera, con el que tuvo una relación de 15 años fruto del cual tuvieron tres hijos. Ella también tenía otros dos hijos mayores, de una pareja anterior.
La representante del Ministerio Público sostuvo que fueron acreditados los episodios de violencia de género que había sufrido María. Se remitió, por citar un ejemplo, al relato de Magdalena Isabel Giménez, una de las hijas de la víctima, quien declaró en el debate que cada vez que el hombre la castigaba Pintos iba a su casa a refugiarse y que tal era la impunidad con la que se manejaba Vera que hasta llegó a golpear a su mujer frente a testigos. “Le pegaba con el machete, le reventaba la boca. Ella corría y se iba a mi casa. Yo con mis propios ojos vi cómo él la golpeaba, hasta en mi casa le pegaba”, detalló la declarante, muy compungida.
Vera, quien negó haber sido el autor del hecho y argumentó que el día del crimen ambos se habían embriagado con caña y luego ella había “desaparecido”, fue asistido en el juicio por la defensora oficial Nélida Amiel.
El asesinato sucedió en el paraje Cuatro Bocas. La pareja estaba haciendo changas en la residencia de una hermana de Pintos (carpían una chacra) y que una vez que sucedió el femicidio, Vera argumentó que su mujer había encontrado otro trabajo y no iría más.
El asesino fue arrestado 12 horas después del hallazgo del cadáver. Estaba oculto en un monte. Un vecino que lo vio en plena fuga fue clave para que la Policía lo ubicara.
Pintos recibió cinco machetazos, dos de los cuales le destrozaron el cráneo. Su cuerpo fue abandonado en un malezal cercano a un camino vecinal.
Misionesonline
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