En el segundo día de la medida de protesta de los empresarios de transporte de pasajeros de media y larga distancia de Misiones, la Terminal de Ómnibus de la ciudad capital volvió a convertirse en un verdadero desconcierto y un mundo de pasajeros desinformados que se mantenían increíblemente ajenos a la situación que fue ganando espacio en calles y avenidas que rodean a la estación ubicada entre Santa Catalina casi Quaranta, la ex ruta nacional 12.
La medida de no ingresar al predio de la Terminal obedece simplemente a una figura económica. Que el toque de andén es caro y los porcentajes para la administración, la municipalidad y finalmente para las empresas por cada boleto vendido, entró en cuestionamiento justo cuando arrancó la última semana de las vacaciones de invierno en Misiones.
Pero como en otras provincias, especialmente Buenos Aires, recién comenzaron, lo que se presentó desde el último martes para el dolor de cabeza de los pasajeros, es en plena temporada alta.
Segundo día, tránsito y multas
La jornada del martes terminó con un total de 60 multas a distintas empresas que no acataban la prohibición de bajar y subir pasajeros en la calle o en las veredas, es decir, fuera del predio de la Terminal de Ómnibus.
Durante la jornada de este martes 17, los inspectores de la ciudad de Posadas empezaron con las órdenes tal cual emitidas durante la jornada número uno de no entrar y con silbatos y facturas en mano, empezaron a concretar las multas a los colectivos que se detenían, sobre todo, sobre la colectora de la avenida Quaranta.
Y las peleas y tironeos se dieron temprano. «Hay tensión y violencia», dijo el inspector que al pedir los papeles al chofer de uno de los colectivos de la empresa Crucero del Norte, se sucedieron las discusiones porque los conductores se negaban a dar sus documentos personales y fundamentaban que las multas debían ser a las empresas.
Los colectivos ya fueron formalizando en el caos los lugares de las nuevas paradas ilegales. Sobre la calle Franklin casi colectora de la Quaranta, por la calle Fray Benito Suárez casi Santa Catalina, por Santa Catalina frente al acceso principal de la Terminal y por la colectora de Quaranta frente a la Estación de Transferencia.
Entonces, con esos puntos ya adoptados como propios en las últimas horas, los pasajeros que están atentos sobre los andenes y varios más en el interior sentados en los bancos, personal de las empresas avisan, gritando muchos de ellos «el Horianski (un ejemplo) de las 11:45 sale de aquella esquina» y los pasajeros debían mirar las manos de esos agentes de cada empresa, para entender que había que caminar por lo menos una cuadra para encontrarse con el servicio por el que se pagó para que saliera desde el andén correspondiente y no de un punto cualquiera según la ocasión del desmadre en escena.
Como en la vieja terminal
La situación que se mantiene este miércoles se asemeja bastante a lo que ocurría en la ex terminal de Posadas, cuando funcionaba en la precaria y colapsada esquina de las avenidas Uruguay y Mitre. Allí el caos era tan normal que cuando se pretendía normalizarlo, los pasajeros se perdían. Los taxis en el medio, como a la caza de los pasajeros, los vendedores ofreciendo sus productos en donde consideran hay más personas y gendarmes y policías mirando con sospechas varias situaciones que nunca se sabrán.
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