La crisis económica afecta a todos los sectores y en el espacio público se replica el reclamo.
Así, en los últimos días las principales avenidas de Oberá albergaron marchas y pancartas con diferentes reivindicaciones sociales.
Se manifestaron los tareferos, el último eslabón de la cadena productiva, siempre sufrido y postergado; pero también lo hicieron estudiantes y profesores universitarios afectados por el retraso en las partidas presupuestarias.
Las facultades de Ingeniería y de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) albergan a alrededor de 3.000 alumnos, una verdadera comunidad académica que se integra y derrama beneficios a la ciudad.
“Como universidad pública tenemos estudiantes de diferentes sectores, algunos de muy bajos recursos, pero disponemos de un sistema de becas de albergue y comedor. Por ello privilegiamos la acción social destinada a sostener a nuestros estudiantes en el sistema, porque sabemos que una vez que se alejan de la universidad, es muy difícil que regresen”, explicó Sergio Katogui, decano de la Facultad de Ingeniería.
En ese contexto, subrayó que “el comedor es lo último que pararíamos”, ya que así como la universidad ve resentido su financiamiento, también “el ingreso de las familias de los alumnos se ve afectado por este desmadre de la inflación”.
El 15 de agosto, el Consejo Superior de la Unam declaró el estado de alerta por la situación presupuestaria que afecta a todas las facultades.
“Tenemos un atraso de tres meses en las partidas y a valores menores a lo que recibíamos el año pasado, lo que produce una priorización en los gastos”, indicó Katogui.
Menos investigación
En ese contexto, los proyectos de investigación se ven resentidos, tal como reconoció el decano de Ingeniería en diálogo con El Territorio.
“Van faltando insumos y, obviamente, se dilatan los tiempos. Además, nosotros como Facultad de Ingeniería tenemos una política de permanente renovación del equipamiento, porque debemos estar actualizados en los avances tecnológicos, como así también en la renovación de la biblioteca, lo que no estamos pudiendo hacer de manera adecuada. Es una preocupación adicional porque impactará en la formación de los futuros profesionales”, alertó el decano.
En tanto, a pesar de las dificultades se mantienen las tutorías, sistema que pretende facilitar la inserción de los nuevos estudiantes al sistema universitario.
“Hace más de 15 años que contamos con el sistema de tutorías, en que un estudiante avanzado acompaña a un ingresante. Los tutores reciben becas, pero se fueron desactualizando por la inflación”, agregó.
Por otra parte, Katogui mencionó que si no se resuelve la cuestión salarial, se profundizarían las acciones de protesta.
Más previsión
Jan Kislo, decano de la Facultad de Arte y Diseño, indicó que el retraso en las partidas presupuestarias genera inconvenientes en el día a día y exige previsiones a futuro.
“No queremos esperar a que los problemas, como la cobertura de comedor y otras situaciones, se tornen muy complicados. Estamos resolviendo situaciones con recursos que brinda la Unam y hacemos las compras con previsión, que es lo que nos permite seguir funcionando”, mencionó.
En ese sentido, ponderó el diálogo con los proveedores y que “la mayoría entiende la situación. El año pasado tuvimos atrasos que pasaron de un ejercicio anual al siguiente y recién en febrero-marzo pudimos cubrir pagos que tenían que ver con noviembre-diciembre. Gracias a que los proveedores entienden este momento podemos seguir funcionando”.
Kislo remarcó la importancia de “conceptualizar a la universidad como un ecosistema que trae una gran diversidad de apoyo a la sociedad, en este caso la obereña, ya que la vida de las facultades genera un importante flujo económico que ayuda a la ciudad. Por ello, las manifestaciones nos permiten acercar a la sociedad lo que está sucediendo, ya que los paros afectan únicamente a los estudiantes”.
Por Daniel Villamea
Corresponsalía Oberá
Territoriodigital