Reconoció que cada vez que empieza a hablar de sus plantas pierde la noción del tiempo. La pasión lo envuelve y transforma las horas en minutos. A pesar de su juventud, Leandro Jonathan Martínez (30) ya acumula una década de experiencia cultivando orquídeas, hobby que alterna con su profesión de técnico mecánico dental.
El 4 de febrero pasado, la Royal Horticultural Society (RHS) de Inglaterra registró la “Brassocattleya Giuliana Orquisan”, un híbrido concebido en el laboratorio de Martínez, en Oberá, a partir de semillas aportadas por Sandra Navarro de Tomadin, de Villa Ocampo, provincia de Santa Fe.
Según consta en el certificado de la RHS, la polinización se registró el 23 de enero del 2013 y la primera floración se produjo el 6 de noviembre del año pasado.
El nombre de la nueva orquídea diseñada in vitro surgió a partir de la combinación de las especies cruzadas, más los nombres de la hija de Martínez (Giuliana) y el orquideario de su colega (Orquisan).
“Es un premio al esfuerzo de muchos años, con el agregado de que lleva el nombre de mi hija. Es mucho el orgullo que siento”, subrayó emocionado en diálogo con El Territorio.
La RHS es una entidad británica fundada en 1804 con el objetivo de promover la jardinería y la horticultura en Gran Bretaña y en Europa.
Sin dudas, se trata de un gran logro que posiciona al obereño entre los referentes orquideófilos de la región, tras años de estudios y práctica continua.
Hoy en su laboratorio tiene alrededor de 3 millones de plantas in vitro, un potencial que sorprende y fascina al mismo tiempo.
Y todo comenzó en 2009, estando en casa de su suegra: “Vi una orquídea que tiene forma de bailarina -la gomesa bifolia u orquídea patito- y empecé a indagar. Siempre me gustó la naturaleza, pero nunca pensé que me iba a enganchar tanto con las orquídeas”.
Aquel fue como un flechazo a primera vista y comenzó a indagar sobre las plantas. Compró revistas, buscó en internet y se fue adentrando cada vez más en el fascinante mundo de las orquídeas.
Siempre de manera autodidacta, empezó a estudiar química y experimentó con fórmulas caseras, sin demasiados recursos ni herramientas sofisticadas.
“Primero sembraba dentro de una pecera de vidrio y varios especialistas me decían que eso era imposible, como para un cirujano operar un corazón en medio de la calle. Pero a mí me daba resultado”, graficó entusiasmado.
Así, de manera artesanal, fue haciendo y comercializando sus primeras orquídeas, lo que le permitió mejorar los métodos de producción y llegar a la tecnología de la que dispone actualmente.
Sobre el híbrido registrado en Gran Bretaña, explicó que a través de Facebook inició el contacto con Sandra Navarro de Tomadin, quien le envió las semillas desde Santa Fe. “Es un reconocimiento halagador porque es como que nuestro trabajo se adelantó a la naturaleza”, sintetizó el obereño.
Al respecto, remarcó que “con los cruzamientos se trata de intensificar los colores, el tamaño y características de las plantas”.
Repoblar los montes
Martínez integra la Asociación Orquideófila Zona Centro, con sede en el Parque de las Naciones, brinda charlas, capacitaciones y exhibe sus plantas en diferentes eventos.
A la hora de juzgar una especie, explicó que “lo primero que se observa es que sea orquídea, porque hay muchas plantas parecidas. Es la única flor del mundo que tiene el polen escondido”, al tiempo que comentó: “Hay personas que tienen 4.000 orquídeas y no saben cómo se llaman”.
Amante de la naturaleza, subrayó que su principal objetivo es repoblar los montes con plantas nativas de Misiones, porque “si seguimos así, lamentablemente de acá a diez años no habrá más orquídeas”.
“Por eso no comparto que les compren orquídeas a los aborígenes, que si bien para ellos es un pequeño ingreso económico, genera mucho perjuicio a la naturaleza. Estamos perdiendo nuestra flora misionera a pasos agigantados”, lamentó. Por ello, actualmente tiene en producción muchas especies de orquídeas que están en peligro de extinción, las que en un futuro cercano serán replantadas en áreas protegidas. Además, produce su propio sustrato, su fertilizante y hasta sus macetas, aunque remarcó “no lo tomo como un trabajo. Es una pasión”.
fuente: EL TERRITORIO
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