“Cele, perdóname y cuidá bien a los chicos”, habría escrito Jaime Manuel De Olivera (30) con pasta dentífrica en una de las paredes del baño de la Seccional Primera de Dos de Mayo, donde presuntamente se quitó la vida colgándose de una sábana.
Según la Policía, ese fue el último mensaje que le dejó el sujeto a su mujer, Andrea Celeste Da Silva (25), aunque a ella no le permitieron ver la escena, tal como mencionó ayer en diálogo con El Territorio.
Consternada por la irreparable pérdida, la viuda señaló que “los policías me dijeron que mi marido escribió su despedida en la pared del baño, pero me llama la atención porque nunca me decía Ceci. Siempre me decía Negra o Gordita. Aparte no pude ver si era su letra”.
De Olivera era padre de tres menores y estaba detenido desde el viernes pasado por una denuncia de presunto abuso sexual simple en perjuicio de una sobrina de diez años.
Al respecto, Da Silva precisó que la denuncia fue radicada por una de sus hermanas, que además es su vecina en el barrio Bernardino Rivadavia de Dos de Mayo.
“El viernes volvimos de la tarefa y estaba la Policía. Ahí le detuvieron a mi marido porque supuestamente abusó de mi sobrinita, pero él negó en todo momento y estaba tranquilo. El domingo le visité, le llevé comida y me dijo que nunca le tocó a la criatura, que estaba seguro de que le iban a liberar. Por eso me cuesta creer que se haya quitado la vida”, reflexionó la viuda.
Oficialmente se informó que el cadáver fue hallado el lunes, alrededor de las 15.30, colgado en el baño del calabozo de la Seccional Primera.
Las dudas
Ayer al mediodía, mientras aguardaban la llegada del cuerpo desde la morgue judicial de Posadas, los familiares no salían del shock por la sucesión de malas noticias de los últimos días.
“Primero eso que mi yerno le violó a mi nietita, que todavía no creo; y después que se colgó con una sábana, siendo que el abogado le dijo que se quede tranquilo porque había muchas contradicciones. Era un buen hombre, trabajador y cuidaba su familia. Es una desgracia”, alcanzó a decir Arno Da Silva (73), suegro de De Olivera, antes de quebrarse.
En tanto, si bien aguardan en resultado oficial de la autopsia, la viuda expresó algunas dudas respecto al accionar policial.
“El domingo cuando le visité había tres detenidos, pero ahora dicen que el lunes le soltaron a uno y al otro le trasladaron a San Vicente. O sea que mi marido quedó solo y nadie vio lo que le pasó. Eso es raro. Aparte que él no estaba deprimido”, subrayó.
El lunes alrededor de las 15.30 le dieron la mala noticia, aunque no pudo ver el cadáver, como tampoco otros familiares.
“Yo me puse muy mal y me descompuse. Tampoco a mi cuñada ni a mi concuñado les dejaron ver el cuerpo, así que no sabemos si estaba golpeado o no. Ni pude ver lo que escribió para saber si fue él”, agregó.
Sobre la causa por presunto abuso, la misma se tramita en el Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente, a cargo de Gerardo Casco. Hoy está previsto que la menor declare en Cámara Gesell.
Según trascendió, la niña contó que su tío la tocó con el pie en la pelopincho, aunque no habría precisiones de la fecha en que sucedió el hecho.
Ante las dudas de la familia de De Olivera, fuentes de la misma fuerza cuestionaron la metodología impuesta por el jefe de la Seccional Primera de Dos de Mayo, Enrique Oscar Arenhardt, quien posee antecedentes por apremios. Precisamente, en abril del 2017 recaló en su actual destino tras una serie de denuncias por vejaciones y apremios ilegales en actos de servicio. Entre otras causas fue imputado de romperle un brazo a un detenido. En tanto, en octubre de 2015 familiares de un joven de 19 años con problemas de salud radicaron una denuncia penal contra Arenhardt por presuntos apremios. En ese entonces se desempeñaba como segundo jefe de la Seccional Cuarta de Oberá. Según el testimonio de Isidro Maidana (19), el oficial ingresó al calabozo, le pidió a un subalterno que llaveara la puerta y lo golpeó durante varios minutos con golpes de puño, patadas y la lanzándolo contra los barrotes. También lo habría tomado de los testículos.
fuente: el territorio
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