El barrio Bicentenario de Puerto Iguazú sigue cubierto con un manto de consternación después de un brutal ataque perpetrado el martes a la noche en el que las víctimas fueron dos hermanos de 5 y 8 años. El más chico, Sebastián, se debate entre la vida y la muerte al haber sido herido de un machetazo por un vecino que minutos antes lo había invitado a comer huevos de Pascua y asado en su casa, y lo mismo le sucedió al hermano, Santiago, pese a que en su caso la lesión no fue con el filo, por lo que su estado no es tan grave, aunque igualmente requiere cuidados intensivos.
El salvaje ataque fue cometido por un hombre de 67 años conocido como Don Ibarra, con aparentes alteraciones mentales y habitante de una propiedad contigua a la de la familia de las criaturas, sobre la calle Carlos Gardel.
El mas pequeño, después de ser estabilizado en el nosocomio de esa localidad, fue trasladado al Hospital Madariaga de Posadas con riesgo de muerte, porque de acuerdo al diagnóstico médico tiene traumatismo de cráneo grave con lesión contusa cortante profunda desde región frontal media hasta región occipital izquierda.
Desesperante y desgarrador
Se supo por versiones de los vecinos que el más grande recibió el primer planchazo en el cuello y después, cuando el hombre se acercó para rematarlo, hirió al niño de 5.
Los gritos sirvieron de alerta para que, en parte, se evite que el sospechoso salga de su casa, por lo que fue detenido y puesto a disposición del titular del Juzgado de Instrucción Tres, Martín Brites, imputado inicialmente por lesiones graves.
Conmocionado ante este terrible e inexplicable hecho, Ariel Gularte dijo en el programa Acá te lo contamos que está “consternado porque no nos esperábamos esto. Es (por el acusado) un vecino de nacionalidad paraguaya, muy tranquilo y que solía siempre jugar con los chicos, pero esta vez les ofreció huevos de Pascua y cuando quisieron irse, les efectuó los golpes con el machete que había afilado un rato antes. Al nene mas chico le abrió la cabeza y todo el barrio escuchó los gritos. Fue tan desesperante como desgarrador”.
“Los vecinos quedamos helados y cuando nos dimos cuenta ya estaba presente la Policía. El atacante estaba frío, tranquilo, se sentó en una silla y no dijo nada. Cuando lo subieron al patrullero llegó el hermano de uno de los chicos, que en total son siete, y quiso golpearlo, pero lo frenamos porque entendemos que tiene que actuar la Justicia para que tome las medidas correspondientes. Después nos quedamos hablando hasta la madrugada porque es terrible lo que pasó”, manifestó.
Siete años
Gularte detalló que el agresor desde hace siete años vive en el barrio y nunca resultó ser muy sociable: “Es un tipo solo, vive con sus plantas, siempre encerrado, tiene su casa toda tapada con plantas y no hablaba mucho con los vecinos. Tras el hecho lo que me llamó la atención era la cantidad de zapatitos de chicos que tenía, que era como que los coleccionaba y ahí es donde me pregunto si en Paraguay no tiene antecedentes de algún otro hecho que haya sucedido porque vivía demasiado escondido, nunca se lo veía”.
“Nadie nunca sospechó de él porque incluso los vecinos dejaban que sus chicos vayan a jugar a su casa, pero yo digo que nunca hay que confiar en nadie porque uno no sabe qué es lo que puede pasar”, refirió.
Al mismo tiempo, agregó: “Va a servir a los padres para el cuidado responsable de los niños menores. Esta es una ciudad de frontera donde llega gente de la que no se sabe su pasado o por qué motivo está acá y los chicos corren, no hay cercos y entran en las viviendas a jugar”.
Por último, el vecino pidió a la comunidad posadeña que ayuden a la mamá de los niños, que es soltera y está afrontando la internación de su hijo en el Madariaga en absoluta soledad. “Lo que más se necesita ahora es de la asistencia con comida, abrigos y contención, porque está lejos de su casa y no tiene dinero”.
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