Seis días de incertidumbre, búsquedas infructuosas y ningún dato concreto que oriente la investigación cubren con un manto de misterio la desaparición de Carolina Sosa (23), madre de tres niños domiciliada en el barrio 26 Viviendas, de Campo Grande.
El jueves de la semana pasada, después del mediodía, llevó a uno de los chicos al jardincito de la Escuela 150, distante poco más de un kilómetro de su casa y un rato después (a las 15.20) le escribió un mensaje de texto a su madre pidiendo que lo busque a la salida, porque ella no iba a poder. Fue lo último que hizo.
Desde ese momento no dio señales de vida y el contestador de su teléfono celular marca que el número es inexistente. “Nos pareció raro, pero en ese momento imaginamos que iba a la casa de alguna amiga o algo de eso. Peso pasaron las horas, comenzamos a preocuparnos y cuando la llamamos el contestador directamente dice que el número no existe. Rezamos para que la encuentren”, explicó la mamá, María Cristina Rivero.
Sospechas
Carolina vive en la misma propiedad de sus padres, junto a sus tres hijos de 5, 4 y 2 años. Está separada y tiene poco contacto con el papá de los chicos, explicaron sus progenitores.
“Es una buena madre, jamás salió de la casa de esta forma porque ama a sus chicos, no puede estar lejos de ellos y cuando tiene que ir a otro lado para hacer algún trámite se comunica constantemente para preguntar como están. Por eso estamos con miedo de que le hayan hecho algo malo”, acotó María.
La denuncia por desaparición fue radicada por el progenitor, Ramón Sosa, en la comisaría del pueblo. En ese ámbito, el hombre detalló qué pasó ese día que se fue de la casa rumbo al establecimiento educativo e incluso hizo referencia a una mujer a quien calificó como amiga de su hija, domiciliada en el barrio Arenhardt, sobre quien lanzó sus sospechas por una serie de actitudes que le llamó la atención.
En diálogo con este matutino, ayer la progenitora también dejó entrever que “esta mujer sabe algo que no nos está diciendo” porque “cambió mucho su forma de ser y cada vez que podía la sacaba (a su hija) de la casa, no sé bien a dónde iban, pero la última vez me contó que fueron a la casa de unos parientes de esta chica en Oberá. Igualmente, sentía que algo no estaba bien, que algo pasaba, pero me lo estaba ocultando”.
Ese supuesto viaje fue -a decir de la progenitora- el domingo 19, es decir, cuatro días antes de perder el rastro definitivamente. “Ella (por la amiga de su hija) no quiere hablar con nosotros, nos esquiva, por eso le pedimos a las autoridades que no le saquen los ojos de encima. Creemos que sabe donde está mi hija o qué pasó porque al parecer el último contacto fue con ella”, acotó la mujer.
Supuesto embarazo
Teniendo en cuenta esa información, este diario confirmó que los investigadores policiales fueron a buscar a la sospechosa, identificada como Graciela (38), a quien le tomaron declaración en sede policial y en ese contexto aportó datos desconocidos hasta ese momento.
Les contó a las autoridades que hasta el día de la desaparición mantuvo contacto telefónico con Carolina, quien le manifestó -supuestamente- que había viajado en colectivo hacia San Vicente para conocer a un chico, que se sentía mal debido a que al parecer estaba embarazada y que tenía fuertes hemorragias, mandándole -dijo- una fotografía en la que se la veía abrazada a un hombre con sombrero blanco. Graciela explicó que borró esa foto de su teléfono sin poder descargarla, por lo que no le quedó el registro.
Más allá de eso, declaró que Carolina le comentó varias oportunidades que tenía intenciones de abandonar el hogar debido a los malos tratos verbales y físicos por parte de su padre, hechos que ante los grabadores de este medio fueron negados por éste y su concubina.
Con esos datos, la investigación tuvo correlato en la localidad de San Vicente, avanzando en distintos barrios e incluso en el hospital, donde se informó oficialmente que en todo este tiempo no atendieron a ninguna persona con las características físicas de Carolina.
Buscan identificar a ese hombre de sombrero blanco sin descartar la información aportada por Graciela, aunque por ahora es una hipótesis endeble.
Igual tarea investigativa se desarrolla en otras localidades de la zona Centro ante la sospecha de que esté en la casa de algún conocido.
“No se qué pensar. Ella no estaba mal con nosotros, tampoco es capaz de abandonar a los chicos. No tiene antecedentes de hacer algo así, por eso creemos que la llevaron por la fuerza o la obligaron a hacerlo porque siempre estaba en contacto y ahora su teléfono da inexistente”.
“Les pido a todos que nos ayuden y si saben algo de ella, si alguien la ve, que nos avise. Estamos desesperados porque también los chicos piden por ella. Es una angustia enorme no saber dónde está, si le pasó algo o corre peligro”, pidió la madre.
Ernesto Pintos (73): El anciano fue reportado como desaparecido desde el miércoles de la semana pasada en la localidad de Jardín América. De acuerdo a lo denunciado por sus familiares, el hombre salió de su casa en el barrio 140 Viviendas y hasta el momento no regresó. La Policía realizó rastrillajes en la localidad y zonas aledañas como Puerto Leoni, Hipólito Yrigoyen y Colonia Polana, pero hasta ahora no se reportaron novedades. Rodolfo Zembruski (82): El hombre padece alzheimer y está desaparecido desde el 8 de marzo, cuando salió de su casa en Roca Chica. La Policía continúa realizando búsquedas en la zona, pero hasta el momento no se dio con ninguna pista certera.Nancy Scher (50): El caso de esta mujer es un misterio desde hace más de un año, ya que fue vista por última vez el 27 de noviembre de 2017 en Jardín América.
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