Un comerciante preso y un presunto ladrón asesinado de un disparo en el pecho fue la escena que convulsionó a todo el barrio Villa Alta de Puerto Iguazú ayer a la madrugada. La víctima fue identificada como Cristian Damián Pereyra (26) y el testimonio de un cómplice en el intento de hurto de dos focos fue clave para esclarecer el caso.
Según pudo reconstruir El Territorio en base a fuentes policiales y judiciales consultadas, eran aproximadamente las 2.50 cuando los efectivos de la Comisaría Segunda fueron notificados de la presencia de un cuerpo sin vida sobre la calle Sargento Cabral, frente a la Escuela 200 de dicha localidad.
De inmediato, los uniformados en turno se dirigieron hasta el sindicado lugar y constataron la escena, por lo cual comenzaron a realizar todas las labores correspondientes para un presunto caso de homicidio, ya que las lesiones evidenciadas por la víctima se observaban a simple vista.
Según lo detallado por voceros del caso, el cadáver estaba tendido sobre la calle Sargento Cabral, entre Peñaloza y Juan Bautista Alberdi, y presentaba manchas de sangre en la zona del pecho y abdomen.
En este contexto, los investigadores comenzaron a realizar las averiguaciones pertinentes y de esa forma obtuvieron el testimonio del portero del establecimiento educativo del barrio, quien aseguró que minutos antes había oído disparos, por lo que salió a ver qué sucedía y en esa instancia encontró a uno de los vecinos parado frente a su casa.
El portero se acercó al hombre, identificado como Rubén Darío R. (43), quien le manifestó que un sujeto se había trepado al portón de su vivienda para robarle unos focos. Fue en esa instancia en que el vecino abrió fuego y ahuyentó a disparos al presunto malviviente, aunque uno de los proyectiles terminó acabando con la vida del muchacho.
Es que tras el ataque el delincuente intentó darse a la fuga, pero a poco más de 50 metros cayó desvanecido y terminó perdiendo la vida en el lugar. Luego se determinó que no había actuado solo, sino con un cómplice que estaba de campana y que luego contó detalles de lo sucedido.
A la escena arribaron durante la madrugada tanto el magistrado Martín Brítes, titular del Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, como otras autoridades judiciales que supervisaron las labores de rigor.
Fue en ese contexto que un médico policial examinó el cadáver y dictaminó que el fallecido presentaba un orificio de arma de fuego en cara anterior del tórax. La bala lo había atravesado literalmente ya que tenía un orificio de salida por la espalda.
En esa misma instancia constataron que entre sus pertenencias la víctima fatal llevaba un cuchillo tramontina, el cual fue incautado con fines periciales.
Detención y confesión
En paralelo, los pesquisas continuaron recolectando información sobre el hecho y avanzaron hacia el sindicado atacante, sobre el cual los vecinos aseguraron saber que portaba armas de fuego. Así llegaron hasta su casa, confirmando su participación en el hecho con las manchas de sangre del lugar, entre otros elementos.
Los especialistas de criminalística de la Unidad Regional V que trabajaron en el escena hallaron en un escalón de acceso a la casa de Rubén Darío R. un cartucho intacto calibre 380 milímetros. En tanto, en el hall del lugar encontraron un plomo deformado con impacto en parte interna del muro perimetral, el mismo que había herido de muerte a la víctima.
Con esto sobre el tapete, los pesquisas salieron en búsqueda del acusado, quien fue demorado en un local comercial de su propiedad ubicado a unas 15 cuadras, aproximadamente. Allí habría confesado a los efectivos la autoría del crimen, aunque su testimonio no tiene validez judicial.
Según pudo indagar este medio, el sujeto tiene una empresa de seguridad y además vende repuestos de auto. Se hicieron estudios de absorción atómica para confirmar que fue él quien disparó el arma.
En este sentido, voceros del caso detallaron que al momento de su detención, el comerciante tenía una pistola 9 milímetros en su poder y que en un allanamiento en su casa se incautó el arma 380 y un pistolón que sería de fabricación casera, además de varias municiones para estas armas. Los efectivos policiales buscan determinar ahora si tenía habilitación para utilizarlas, aunque creen, al menos en el caso del pistolón, que no es así.
En la jornada de hoy podría ser indagado por el juez Brites, quien determinará la carátula del hecho en base a los elementos que se recolectaron hasta el momento. No se descarta que sea imputado por homicidio por exceso de legítima defensa y sea liberado.
El hurto detrás de todo
El hurto detrás de todo
Sobre la víctima, fuentes consultadas señalaron que al momento del hallazgo el cuerpo vestía un pantalón deportivo negro, campera y gorra del mismo color. El joven tiene domicilio en el barrio Villa Tacuara, pero siempre estaba en Villa Alta, donde ocurrió todo. Los vecinos lo conocen como Bochecha -Cachete en portugués- y tendría varios antecedentes policiales por delitos contra la propiedad.
Mientras su cuerpo fue remitido a autopsia los investigadores pudieron dar con un amigo del sujeto, que echó aún más claridad a todo lo que había ocurrido. El joven, identificado como Fabián (22), se presentó ante las autoridades y contó que momentos antes del crimen había estado consumiendo crack o pedra y bebiendo con Bochecha y éste le propuso ir a robar los focos del vecino.
Fue así que ambos llegaron al lugar y fue Cristian quien se metió al terreno, luego de sacarse sus ojotas y trepar la reja del lugar. Primero quitó una de las lámparas y se la dio al cómplice, pero cuando volvió por la segunda la puerta de la casa se abrió y se escucharon los disparos. Ambos salieron corriendo, pero después de unos metros Bochecha cayó desvanecido en la calle.