En un clima de conmoción por la magnitud del resultado, el presidente Mauricio Macri reconoció la derrota: «Hicimos una mala elección», dijo. Y prometió que a partir de mañana redoblará los esfuerzos.
Admitió la derrota antes de que hubiera un sólo dato oficial. Se mostró afectado, primero sobre el escenario y después en la conferencia de prensa.
«Reconociendo que hemos tenido una mala elección y eso nos obliga a partir de mañana a redoblar los esfuerzos para que en octubre logremos los apoyos para continuar con el cambio», dijo el Presidente.
Mauricio Macri se asomó en el búnker de Costa Salguero cuando todavía no se había publicado un solo dato oficial, y no dio vueltas para reconocer el contundente triunfo de Alberto Fernández en las PASO. La militancia respondió con el «sí se puede» que Juntos por el Cambio patentó en la Argentina y que las caras largas del Presidente y sus funcionarios no pudieron evitar contradecir. Fue la escena que sintetizó la jornada más dura para el macrismo desde que accedió al poder en 2015 y el comienzo de un camino que en el Gobierno reconocen será muy adverso de cara a octubre, en especial por la reacción que pueda haber en los mercados.
El nivel de dificultades que tuvimos y enfrentamos llevó a que haya mucha angustia y mucha duda. Pero es muy importante que sigamos hacia adelante. Estoy acá porque amo este país. Y creo en lo que todos podemos hacer. Pero aislados del mundo no tenemos futuro, tenemos que ser parte del mundo», fue la arenga que ensayó sobre el final Macri, antes de retirarse rumbo a la conferencia de prensa. Allí mostró una versión más coacheada, con más optimismo, y con el foco puesto en pedirle «responsabilidad» a la oposición, «especialmente a aquellos que hoy han recibido más apoyo en los votos», en relación a los Fernández.
«Una parte importante de la Argentina dijo que no está convencida de que el camino que han tomado es el correcto, pero la elección es en octubre», retomó, en un intento por sembrar expectativas. En la sala lo acompañaban su compañero de fórmula Miguel Angel Pichetto; la vicepresidenta Gabriela Michetti; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; y el vice Daniel Salvador; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y su vice Diego Santilli. La mayoría con ojos vidriosos: más de uno admitió a Clarín no haber podido controlar las lágrimas.
«Tenemos que mirar como en 2015 los dos millones de votos que crecimos entre las PASO y las generales. Hay un espacio enorme para crecer, Vamos a trabajar a partir de mañana. Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para seguir conduciendo el país hacia el lugar que creemos que es el futuro», reforzó Macri.
Durante la jornada, el jefe de Estado buscó mantenerse al margen del clima político. Así, tras votar en la Escuela N°16 Wenceslao Posse, se recluyó con la primera dama, Juliana Awada, en la Quinta de Los Abrojos, mientras sus ministros y funcionarios más importantes se reunían en Olivos, para comer unos sanguches de carne y choripanes.
La premisa de la tropa macrista también fue apartarse de lo que se hablaba en redes sociales. Incluso algunos armaron un mini torneo de paddle para distenderse. De ahí que, aunque estuvo el asesor estrella del Presidente, Jaime Durán Barba; y su socio Santiago Nieto, se eligió el silencio como respuesta a los bocas con ventaja de casi dos dígitos en favor de Alberto Fernández, que el kirchnerismo hizo circular desde temprano.
Fuente Noticias de Misiones
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