ESCRIBE NOTA EDITORIAL
Jorge Mielniczuk
Definido el rumbo político que quiere la mayoría de los misioneros, el Frente Renovador comenzó el trabajo político de identificarse con la fórmula Fernández- Fernández, no solo en la cartelería, sino también en los discursos y la participación en los equipos técnicos con vistas a las elecciones del próximo 27 de octubre. En la tarea del armado de la estrategia electoral están al frente el gobernador electo Oscar Herrera Ahuad, y el diputado nacional Ricardo Welbach, quien fue el que acompañó a Alberto Fernández en su visita a Misiones.
La definición pública de acompañamiento no soluciona el problema de los votos, y la forma de votar los de los misioneros con poca tradición de cortar boleta, más allá de la incomodidad del corte, está también la de llevar el voto oculto en el bolsillo, y los datos en torno a votos nulos y blancos son mucho más que un simple detalle.
Casi todos los votos anulados contenían una boleta larga con candidato a presidente -mayoritariamente para Alberto Fernández– y sus diputados nacionales y la boleta corta de diputados nacionales de la Renovación, que perdió alrededor de 20 mil votos por esta confusión. El otro dato llamativo son los 72 mil votos en blanco que hubo en la categoría diputados nacionales, entre los cuales también habría muchos que pueden atribuirse a confusión o falta de información por parte del votante.
Seguramente la tarea no solo pasará por la de explicar bien, ahora se agrega el condimento que, de asumir nuevamente la iniciativa de repartir el voto corto de la Renovación, se le sume el voto cortado de la fórmula del Frente de Todos, lo que podría convertirse en una pelea política entre renovadores y justicialistas.
Luego del resultado de las PASO y de la consagración de Alberto Schiavoni como candidato a diputado nacional superando a Pedro Puerta, que quedó ubicado en el segundo lugar, y el radical Ricardo Andersen en tercer lugar, no se escucharon ni críticas ni autocríticas. El resultado a nivel nacional y provincial fue contundente a favor del Frente de Todos, y en particular, fue un golpe electoral muy fuerte para el radicalismo que ostentaba tener mayor dominio y votos territoriales que el PRO, pero finalmente, en la compulsa de las PASO quedaron ubicados en el tercer lugar.
El Frente Renovador también intentará captar los votos de los sectores radicales y del peronismo que no apoyan ni la candidatura de Mauricio Macri, ni la de Schavoni en particular.
Está costando llegar al 27 de octubre
No solo está costando llegar a fin de mes, políticamente al gobierno nacional le está costando llegar a las elecciones presidenciales del próximo 27 de octubre. El Fondo Monetario Internacional habla con un presidente ya derrotado electoralmente y sin poder, y espera que llegue el traspaso del mando el 10 de diciembre, es decir, esperar cuatro meses, mientras, puede acordar de palabra, pero sin definición alguna que asuman la presidencia Alberto Fernández yCristina Fernández de Kirchner para poder avanzar en un acuerdo económico, que deberá ser necesariamente diferente al firmado con el actual gobierno nacional en retirada.
Queda en claro que el fracaso de la gestión presidencial de Mauricio Macri en parte es también el fracaso del FMI, y al organismo internacional de crédito -que ya cuenta con muy mala reputación- no le queda otra que tratar de sostener al actual gobierno para que llegue al 10 de diciembre para la entrega del poder y confíar en que con una transición política definida, porque lo único que hizo en estos tiempos el presidente Macri fue trasladar los problemas económicos para los meses de diciembre y enero del próximo año, sin soluciones de fondo, calificadas como medidas electoralistas para intentar no perder en primera vuelta y tener chances en un segunda vuelta.
Finalizado el escrutinio definitivo, Alberto Fernández confirmó su triunfo sobre Mauricio Macri y llegó al 47,83 % de los votos válidos, pero como en las generales del 27 de octubre sólo se cuentan los votos positivos, el candidato del Frente de Todos alcanza el 49,55 %.
Mauricio Macri, en cambio, quedó en 31,83 % de los votos válidos y 32,97 % de los positivos. La diferencia entre el principal candidato opositor y el actual presidente llega a los 16,58 puntos, algo más de 4 millones de sufragios.
Con estas cifras y la economía que sigue a contramano de los consumidores, la pérdida de confianza de los mercados, de los electores, de los organismos crediticios dejan expuesto a un presidente sin poder que tuvo que salir a las apuradas a firmar algunos decretos, como la disminución del IVA, que, si bien beneficiará por algunos meses a los consumidores, perjudicará económicamente a las provincias y municipios.
La medida, más allá de ser percibida como electoralista, denota la desesperación por la pérdida del poder y la necesidad de establecer medidas de gobierno, que, aunque estén en contra de la Constitución, de alguna manera denoten que el gobierno nacional sigue teniendo las riendas del poder, de un poder ficticio y desgastado por las mentiras y promesas electorales incumplidas.