Alex Tronchin trabaja cerca de la estación del Roca, en Monte Grande. Estudia Historia en la UBA y necesita la plata para las fotocopias de los apuntes. Cuenta que ahora sueña con un trabajo fijo y en blanco.
BUENOS AIRES. Es viernes y es fin de mes. Pasaron 20 minutos de las 18 y la esquina de Dardo Rocha y Alem, en Monte Grande, es un ir y venir de gente.
Pasan los colectivos 306 y 501 con decenas de pasajeros, cientos de personas se bajan del tren en la estación del Roca y otros cientos pasean por el centro comercial del distrito para chusmear lo que las vidrieras ofrecen.
En ese mismo momento en la intersección de esas dos calles está Alex Tronchin, modelo, de 19 años y vecino de Luis Guillón, con su canasta ofreciendo pan casero, donuts y torta fritas. Busca recaudar dinero para costearse los apuntes y fotocopias que necesita para la universidad.
La semana pasada su foto se hizo famosa en redes sociales después de que una mujer que pasaba por la avenida Alem le consultó sobre lo que vendía y el cartel que llevaba pegado: en una hoja de carpeta rayada y escrito con fibra decía “Con su compra me ayuda a pagar las fotocopias de la facultad”.
La vecina le propuso sacarle una foto y le dijo al joven “te voy a hacer viral para que consigas ayuda”.
“Voy a la Escuela Media 3 de Luis Guillón y al mismo tiempo estoy adelantando dos materias a través del programa UBA XXI. Quiero ser licenciado en Historia y por eso hago este esfuerzo”, sostiene Tronchin, que faltó a clase para poder vender más y recaudar para sus necesidades.
“La mercadería que vendo me la proveen y gano una comisión por las ventas. Trato de estar de lunes a viernes, todas las tardes y excepcionalmente, algún día a la mañana”, cuenta. Y sigue: “Los días que decido arrancar temprano por lo general, a las nueve estoy en Alem y me quedo hasta que venda todo o hasta las 19.30”.
En tiempos de crisis y con una economía complicada, Alex nunca dejó de rebuscárselas para continuar estudiando y juntar el dinero para sus fotocopias: vendió ropa, zapatillas, bijouterie y trabajó en un supermercado chino.
También es modelo: tuvo la oportunidad de realizar producciones, de desfilar y estudió en una academia privada hasta que no pudo pagarla más. Mientras la gente le pregunta si “siempre vende por la zona”, el estudiante responde: “Hace más de un año que soy modelo pero no se gana lo suficiente”.
Sus ganas de estudiar Historia no vinieron de la nada: Tronchin confiesa que cuando era más chico se llevó materias como ciencias sociales y geografía, pero que esa experiencia lo ayudó a motivarse más y a interiorizarse en aspectos de la historia argentina y mundial.
“Me interesa mucho todo lo sucedido en la Guerra de Malvinas, si tuviese que elegir un momento histórico nuestro… También me atrae la antigüedad: los egipcios y las civilizaciones que fundaron la humanidad”, explica.
Entre risas dice que le “gustaría ser profesor” pero que también se sentiría muy cómodo aportando sus conocimientos en” investigaciones y descubrimientos en Argentina y otros lados del mundo donde se busca conocer de dónde venimos”.
El modelo de 19 años se siente muy contento de la repercusión y apoyo en redes sociales a un chico que nada material le sobra, pero sí las ganas de convertirse en un profesional y transformarse en su mejor versión.
“Tuve una respuesta más que positiva y la gente me hace sentir muy bien. Lo único que deseo es poder conseguir un trabajo fijo y en blanco y no pienso dejar de insistir. Espero que con todo este movimiento pueda encontrar y seguir estudiando lo que me gusta”, reflexiona.
No hay persona que camine y no mire a Alex con su delantal azul y su canasta llena de tentaciones con el fin de poder superarse y tener el éxito de conseguir la oportunidad que se merece y cumplir todos los objetivos que tiene por delante.
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