Los incidentes causaron 21 heridos por arma de fuego y un número indeterminado de fallecidos tras la localización de Ovidio Guzmán López.
El gobierno informó que grupos de delincuencia organizada rodearon el lugar “con una fuerza mayor” que la de los militares y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener el operativo.
Culiacán, fue escenario el jueves de intensos tiroteos y bloqueos viales tras la localización de uno de los hijos del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien al parecer quedó libre. La operación provocó el caos en las calles y una fuga de presos de una cárcel de esta ciudad del noroeste de México.
Los incidentes causaron 21 heridos por arma de fuego y un número indeterminado de fallecidos, entre los que no habría militares o efectivos de la Guardia Nacional, explicó el secretario estatal de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda, en un balance preliminar casi a medianoche. Además, 27 presos se fugaron del penal, agregó.
Después de horas de balaceras, de la aparición de vehículos incendiados en distintos lugares de la ciudad y del llamamiento a la calma del gobierno estatal, hombres armados continuaban circulando por las calles en plena noche y algunas vías seguían cortadas. No se apreciaba una presencia destacada de las fuerzas de seguridad.
Un mensaje de video de Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, no contribuyó a la tranquilidad porque, aunque confirmó que las autoridades localizaron por la tarde a Ovidio Guzmán López en una patrulla de rutina, no dejó claro si el hijo de “El Chapo” llegó a ser detenido, si lo arrestaron y luego fue liberado por la intensidad de los enfrentamientos o si simplemente huyó.
Ovidio y su hermano Alfredo, habrían asumido el liderazgo de una parte del cártel de Sinaloa, desde la extradición de su padre a Estados Unidos en enero de 2017.
Las balaceras en diversos puntos de Culiacán comenzaron tras las acciones de las fuerzas federales. En las redes sociales se difundieron vídeos en los que se veían camionetas con civiles armados y ametralladoras de gran calibre, vehículos quemados en algunas vías y en casetas de peaje en las afueras, una práctica que los grupos del crimen organizado suelen utilizar para impedir la movilidad de las autoridades.
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