Algunos recordaron entonces que en años anteriores en esa seccional aparecieron muertos tres presos, todos por suicidios, al decir de la Justicia.
No es el primero ni el último caso de apariciones inexplicables en dependencias policiales en Misiones. De hecho, el más recordado -también en octubre, pero de hace diez años- es el de la Comisaría de la Mujer de Garupá, en el barrio Fátima, donde de un día para otro, las cosas comenzaron a volar de un lado para otro, quedaban suspendidos en el aire y luego caían al piso violentamente; el mobiliario se desplazaba; las puertas y cajones de los archivadores se abrían y cerraban a voluntad… Todo ello a la vista de las uniformadas presentes, pero también de numerosos ciudadanos.
Un espíritu enojado, una persona con poderes telequinéticos, poltergeist (espíritus juguetones o malignos), el señor de la noche o el Pomberito fueron algunas de las tantas especulaciones que se hicieron en su momento en torno a este episodio. Incluso en un primer momento se culpó a un niño de 8 años y de origen paraguayo que estuvo alojado en esa dependencia el día de los hechos… hasta que dos días después éstos volvieron a repetirse, con igual o mayor intensidad.
Finalmente, tras una intensa investigación que involucró no sólo a efectivos policiales e incluso de Criminalística, sino también a un sacerdote especialista en exorcismos, se concluyó que la causante de estos fenómenos no era otra que una de las policías que trabajaba en esa comisaría y estaba sometida a un fuerte cuadro de estrés. Ni bien dicha mujer fue trasladada a otra dependencia policial, los episodios paranormales dejaron de repetirse. Creer o reventar.
FUENTE PRIMERA EDICIÓN