NOTA EDITORIAL POR Jorge Mielniczuk
Se acerca el 10 de diciembre y tiene sus particularidades. Algunos dejan sus cargos para asumir otras funciones, otros para renovar mandatos y otros dirigentes políticos, pensando en la jubilación, pero no la militancia política, y otros que volverán a sus trabajos o profesiones habituales. Es como que todo se sabe, cuando en realidad, no se sabe mucho, solo especulaciones.
Luego de las elecciones presidenciales, comenzó a despedirse de la gestión como gobernador Hugo Passalacqua, quien dejó, sin dudas, su impronta de gobernante, el estar al lado de la gente, y todos los funcionarios se tuvieron que mover en esa dirección, que sumó adhesiones en las intendencias, en diferentes áreas del gobierno y en otros poderes como el legislativo y el judicial, que no solo se expresaron, sino que buscaron actuar en esa dirección.
En los últimos días, Passalacqua inauguró dos cuestiones importantes para Oberá: el mercado concentrador, que abre un abanico de posibilidades para que los productores primarios puedan expandir sus posibilidades de comercialización ampliando la producción y diversificación.
Por otro lado, se inauguró la primera etapa del futuro Palacio de Justicia, en donde funcionarán los juzgados civiles, comerciales y laborales, aportando en el acto dos datos importantes. El primero de ellos, que por más de 50 años el poder judicial no tenía un espacio propio en Oberá, y se pagaban alquileres. Y el otro dato que remarcó el gobernador, es que se construyó con dinero del aporte de impuestos de todos los misioneros y sin contraer deuda, algo, hoy día, muy significativo para las administraciones comunales. En su discurso, Passalacqua admitió que seguramente se cometieron errores, porque no existe la perfección, pero que siempre se buscaron corregir.
Passalacqua luego de reunirse con su gabinete y pedirles seguir en la misma línea hasta la finalización de mandato y agradecerles por la labor realizada, también este jueves se reunió con los 76 intendentes en el marco de la seguridad alimentaria para aprovechar agradecerles el acompañamiento y el esfuerzo compartido.
En torno al armado del gabinete provincial, trascendió que la totalidad de los funcionarios presentaron su renuncia al gobernador electo, Oscar Herrera Ahuad, quien decidirá quienes seguirán y en qué funciones y que ya tendría definido su gabinete casi en su totalidad.
El intendente obereño, Carlos Fernández, al momento tiene que decidir varios cambios en su gabinete. Trascendió que la actual jefa del departamento de Educación, Paula Reinoso, podría pasar a ocupar la dirección de Cultura. Reinoso, por varios años se desempeñó como concejal, durante la licencia del concejal Javier Mielniczuk, mientras ocupaba la secretaria de Finanzas de la Municipalidad. Llega bien económicamente a fin de año, con las cuentas equilibradas y se habla de que estaría otorgándole un aumento salarial a los empleados municipales acordado con los gremios, desconociéndose el porcentaje.
¿Buscan potenciar la grieta religiosa?
El golpe de Estado en Bolivia puso en alerta política a la dirigencia política latinoamericana, mientras sectores de la extrema derecha no solo buscaban justificativos, sino que con disimulos festejaban la renuncia forzada de Evo Morales, incluso el titubeo y la postura de sembrar dudas de que fuera un derrocamiento por la participación cívica, a la cual se sumaron las fuerzas policiales que dejaron de obedecer al mando presidencial, en el momento en el que le exigían la renuncia. Evidentemente, todo estaba pensado y planificado.
El presidente boliviano había decidido convocar a nuevas elecciones en su país, con nuevo tribunal electoral como lo solicitaran los sectores de oposición y la OEA, luego de que fuera reelecto por cuarta vez el dirigente indígena, que lograra una importante disminución de la pobreza en Bolivia, con un crecimiento sostenido de PBI del 5 por ciento y una inflación anual del 1,7 por ciento anual. Recordemos que la Argentina tiene un déficit de 3,5 del PBI y una inflación anual que cerrará en torno al 60 por ciento anual. Y esto, la derecha recalcitrante de la Argentina no lo tolera, no lo soporta.
Queda claro que la administración de Evo Morales era un mal ejemplo para el modelo económico y político de la extrema derecha, luego de haber sido derrotada en la Argentina, por una diferencia de casi 9 puntos, más allá de que se siga queriendo minimizar la cuestión.
La derecha no toleraba lo que sucedía en Brasil con Lula Da Silva, y en la Argentina, el kirchnerismo. Y todo comenzó, en su momento, con la destitución del presidente del Paraguay Fernando Lugo. Rafael Correa era también un inconveniente en Ecuador, por las políticas de inclusión social de centro izquierda. Desde que asumió el presidente Lenín Moreno, quien giró hacia la derecha, aplicando las recetas del Fondo Monetario internacional, estalló una fuerte crisis social, cansada de los ajustes y de las desigualdades, que tuvo repercusión en Chile, obligando al presidente Miguel Piñera a retrotraer medidas económicas, reconocer las desigualdades, incluso proponer una reforma constitucional. En la Argentina tuvo repercusión, en donde los electores se manifestaron en su mayoría en contra del modelo político y económico encabezado por el presidente Mauricio Macri, quien no hizo nada de lo que prometió.
Curiosamente, y no como un detalle menor en el golpe institucional al presidente de Bolivia y en los festejos, apareció la cuestión religiosa, no solo invocando a Dios y a la justicia divina, sino tomando uno de los símbolos sagrados como es la Biblia, que es donde se manifiesta la palabra de Dios.
A la grieta racial y social, que por los descalabros económicos no está logrando resultados, evidentemente, desde la extrema derecha se está usando como estrategia de disputa electoral la cuestión religiosa. Lo hizo el presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, apoyado por grupos evangélicos, lo intentó Macri en la Argentina, lo que puede estar explicando por qué logró repuntar inesperadamente una buena cantidad de votos luego de la amplia derrota sufrida en las PASO. Y Ahora en Bolivia, con biblias en la mano asumiendo y festejando el cargo, la proclamada presidenta Jeanine Añéz, acompañada por el autoproclamado líder cívico y social Luis Camacho, que prometió «llevar a Dios de vuelta al Palacio Quemado» y desde allí impartir justicia, apodado el “macho” Camacho, también llamado el Bolsonaro boliviano, de quien se cree que lo está impulsando, e incluso, financiando.
El problema no es la participación religiosa en política y que de hecho, dirigentes políticos han ocupado diferentes cargos, electivos o no, en todos los países y gobiernos. Lo peligroso es que, al odio racial- social, se busque agregar el fanatismo religioso, para lograr profundizar las diferencias sociales, potenciándolas con las diferencias de credos.
No nos olvidemos que en nombre de Dios se cometieron y se justificaron muchas aberraciones e injusticias.