A principios de los 2000 se dio el auge de los secuestros virtuales. En su mayoría ejecutados por reclusos de cárceles de Córdoba o Buenos Aires, el modus operandi consistía en convencer vía teléfono a los damnificados que algún familiar había sido secuestrado y que para liberarlo se necesitaba un depósito bancario o la entrega de tarjetas telefónicas.
Cientos de personas cayeron hasta que se descubrió la modalidad. Después se perfeccionaron los “cuentos del tío” y los “del nieto”, con los que fueron embaucados muchos abuelos, que hasta llegaron a perder los ahorros de toda la vida. Con la extensión de internet, los criminales decidieron poner en práctica otra forma delictiva, que está avanzando por la geografía nacional y en Misiones ya ha tenido víctimas: los escraches y las extorsiones vía redes sociales.
Si bien hay víctimas en todos los estratos sociales, en las últimas semanas se han escuchado casos de intentos que han tenido como blanco a empresarios. Por esos episodios están en la mira delincuentes extraprovinciales.
“Los más vulnerables, según las estadísticas, son los hombres. Hay mucha reticencia a denunciar. Hay temor. Hemos conocido casos de gente que ha filmado videos íntimos en su lugar de trabajo y los ha compartido con desconocidos. Si se publica, perdería el empleo”, ilustró la comisario Marilín Ozuna, responsable de la Dirección de Cibercrimen de la Policía de Misiones.
Detalló que “tenemos antecedentes de casos en los que se entabla una relación virtual y después de transcurridas unas horas o de compartir algunas líneas de chat, aparece la extorsión, el chantaje. Si no me pagás, si no me cargás crédito o depositar tanto, le muestro esto a tu mujer, a tu jefe o a quien sea, es la amenaza más frecuente”.
Según Ozuna, “como la mayoría de las víctimas son adultos, lo que se sugiere es extremar los cuidados y tratar de establecer si la persona que los contacta es real, buscar un contacto real, antes de compartir la intimidad por la vía virtual”.
FUENTE NOTICIAS DEL 6
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