La nueva e innovadora tecnología estará disponible en clínicas veterinarias a partir del 17 de este mes, explicaron los veterinarios Ricardo Coedo y Natalia Luka.
Después de 20 años de innovadoras investigaciones en tecnología de vanguardia en vacunación y gracias a la colaboración entre científicos de alto nivel, por fin se dispone en Argentina de una vacuna contra la leishmaniosis canina.
CaniLeish representa un avance decisivo en la protección contra esta enfermedad, y estará disponible en Misiones desde el 17 de este mes.
La presentación se hizo en el Círculo Médico Alto Paraná de Eldorado el martes a las 20; y en el hotel Julio César de Posadas ayer a las 17:30. En la oportunidad Natalia Luka y Ricardo Coedo explicaron la importancia de este avance.
Los estudios clínicos de eficacia han demostrado que Canileish estimula una respuesta inmune celular específica contra L. Infantum proporcionando una protección eficaz contra el desarrollo de la enfermedad.
Si bien en los últimos años en nuestra región se ha hablado mucho del aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue, no hay que olvidar que existen otras enfermedades transmitidas por vectores, por ejemplo la leishmaniasis. Su transmisión se da a través de la picadura de un insecto muy pequeño denominado flebótomo, cuando este insecto pica a un perro infectado con el parásito que causa la afección, la próxima vez que pique a otro perro o persona, el parásito pasará a ellos infectándolos.
La vacuna fue aprobada por el Senasa y será una herramienta fundamental para reducir los índices, pero los cuidados ambientales deberán continuar ya que el flebótomo sigue teniendo presencia en la región.
Prevención
La importancia de este dispositivo de vacunación es prevenir esta enfermedad y no esperar hasta que surjan casos o que haya una epidemia para tomar medidas, ya que leishmaniosis canina está presente en nuestra región hace muchos años.
Hay dos formas de evitar el desarrollo de la leishmaniosis en el animal. Por un lado, evitar el contacto con los flebótomos infectados (portadores de la leishmania) y por el otro, actuar sobre el parásito.
Para los perros que viven en zonas endémicas, es muy complicado aislarlos todo el tiempo del contacto con estos insectos parecidos a mosquitos. Dada la dificultad de llevar a la práctica las indicaciones de protección, existen en el mercado veterinario, productos específicos para reducir el número de picaduras de los flebótomos. Los insecticidas o los repelentes sobre el perro (collares o pipetas…) tienen como primer objetivo disminuir el riesgo de infección de un perro sano, pero también, reducir el riesgo de transmisión de la leishmaniosis a otros perros y especies, así como controlar la re-infestación con nuevos parásitos.
Aunque, no previenen al cien por cien, por lo que el peligro de infección de leishmaniosis, aunque aminorado, sigue existiendo.
La vacunación
La vacunación es la única medida preventiva que actúa sobre la leishmania y no sobre el flebótomo, es decir, que limita el desarrollo de la enfermedad una vez el parásito se ha introducido en el organismo del perro.
Mientras los insecticidas y repelentes tópicos reducen las picaduras, la vacunación protege al animal aunque haya sufrido la picadura de un flebótomo infectado. Siendo como es Argentina, una zona de alta prevalencia, la mayoría de los animales acaban entrando en contacto con la leishmania, incluso aquellos que se protegen regular con repelentes de insectos. Es por ello que combinar la vacunación con los insecticidas adecuados, se postula como el método más efectivo para proteger al perro contra la enfermedad.
Durante 20 años, los científicos han estado investigando y trabajando con tecnologías de vanguardia para proteger a los perros frente a este parásito mortal. La vacuna contra la leishmaniosis canina es el resultado de este esfuerzo de innovación.
Desde enero de 2012 hasta hoy, se han administrado más dos millones y medio de dosis. (Fuente: Virbac, S.A.) La vacuna contra la leishmaniosis canina solo está indicada cuando el perro está sano, es decir, cuando hay la certeza de que no padece ya la enfermedad. Así pues, resulta imperativo realizar antes un test diagnóstico rápido para determinarlo.
Si la prueba arroja un resultado negativo, se podrá proceder a la vacunación. En caso contrario, el veterinario deberá confirmar o descartar el diagnóstico con otras pruebas más completas.
¿Cómo funciona la vacuna?
La vacuna enseña al sistema inmune del perro a defenderse correctamente del parásito de la leishmania (es decir, estimulando la producción de células inmunitarias y no de anticuerpos), reduciendo drásticamente el riesgo de que el perro desarrolle la enfermedad cuando sufra una infección “real”. Como todas las vacunas, incluye componentes del propio parásito para que la respuesta inmune estimulada sea específica contra la leishmania. En el caso de este tipo de vacunas, los componentes empleados son proteínas aisladas y no el parásito completo, de forma que en ningún caso la vacuna puede provocar la enfermedad.
Son necesarias tres dosis el primer año de vacunación, así como una inyección anual de recuerdo los próximos años.
Solo se podrán vacunar aquellos perros que presenten un buen estado de salud general. El animal no solo deberá pasar el test de diagnóstico de la leishmaniosis, sino hallarse libre de otros parásitos, ya que una alta carga parasitaria alteraría la respuesta de su sistema inmune. La primovacunación podrá aplicarse al perro a partir de los seis meses de vida, quedando excluidas de vacunación las hembras que se encuentren en gestación.
Teniendo en cuenta que la leishmaniosis es, hoy por hoy, una enfermedad incurable y con alta afectación, es imperativo combatirla con todos los instrumentos de que disponemos. Cuantas más medidas se adopten para reducir el riesgo de infección y frenar el desarrollo de la enfermedad, más se reducirá el contagio y la propagación, pudiendo llegar a controlar el alcance cuantitativo y cualitativo de la misma.
Es necesario que toda la sociedad y en especial las personas al cuidado de perros, tomen conciencia de la gravedad del problema y actúen para solucionarlo. Las buenas prácticas diarias sumadas a los avances científicos son armas muy potentes con las que podemos proteger a nuestras mascotas de una enfermedad dolorosa, y muchas veces, mortal.
FUENTE MISIONES ONLINE
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