De los tareferos y productores, pasamos a los docentes en los cortes de ruta, como medida extrema y una clara demostración de impotencia ante la pérdida del poder adquisitivo y del estatus social.
Durante los últimos años se fue deteriorando el ingreso salarial de todos los trabajadores, algunos que se mantenían medianamente altos pudieron, de alguna manera, ir manejando la estampida inflacionaria durante el gobierno macrista, mientras se seguía y se sigue con el relato de que la culpa la tenían -y para algunos la siguen teniendo- los chorros kirchneristas. Tal cual el relato de la actual situación económica y salarial, de como si no hubiera existido un gobierno que prometió eliminar la inflación y habló de un crecimiento económico, cuando en realidad se produjo un endeudamiento externo fenomenal y una caída estrepitosa de los ingresos y se privilegió a la timba financiera.
En cuanto a la medida de fuerza que lleva adelante el sector docente por una mejor recomposición salarial, que afecta a todos los sectores laborales y que reclaman con justa razón, hay dos visiones y versiones sobre los alcances del paro docente, los denominados autoconvocados hablan de un 94 por ciento de adhesión y el gobierno de un 8 por ciento. Como se notará, la diferencia es abismal. La decisión de cortar las rutas por parte del sector docente que convoca al paro es interpretada como señal de debilidad y poca convocatoria, que con el corte de ruta logran llamar la atención, porque de lo contrario, el paro no se haría sentir.
Desde los sectores docentes autoconvocados están esperanzados en que el gobierno convoque a una mesa de diálogo ampliado, en el cual puedan estar sentados el sector de autoconvocados. Seguramente el gobierno convocará a una nueva mesa de diálogo, pero esperará el desgaste lógico que producen las medidas de fuerza cuando se extienden en el tiempo, en donde no solo comienzan a ser impopulares, sino que también con el correr de los días cualquier arreglo es mejor que nada.
Si bien algunos sectores políticos, como es el caso del diputado nacional Héctor “Cacho” Bárbaro, al momento de evaluar los alcances del paro de los docentes autoconvocados, si bien reconoció la caída en los ingresos de todos los sectores del trabajo, criticó al sector docente que hoy está en la protesta, por haber guardado silencio durante el gobierno de Mauricio Macri, por los recortes que hubieron en el sector de educación y en los diferentes componentes del sueldo docente como el incentivo docente, entre otros conceptos, incluso, la anulación por decreto de las paritarias nacionales que se reabrieron a partir del nuevo gobierno. En esta línea argumentativa, el diputado Bárbaro deslizó que los sectores que hoy llevan adelante la medida de fuerza son sectores vinculados y alentados por sectores políticos del macrismo y del radicalismo, que, si bien pueden ser verídicas dichas afirmaciones del legislador nacional, no le quitan legitimidad al reclamo.
El gobierno provincial, de alguna manera se esperaba un inicio de clases conflictivo, luego de la trágica muerte de la líder sindical docente Stella Maris Leverberg, quien tenía una fuerte presencia gremial que pesaba en el gobierno, pero de sobremanera en el sector docente, y que ese liderazgo comenzaría a disputarse a inicios del ciclo lectivo, en que los sectores no afines a la agrupación ADOMIS apostarían fuerte a ganar protagonismo gremial y acrecentar su predicamento en los sectores docentes, apostando también al quiebre del sector adomista por el manejo del poder.
El gobierno sabe que es difícil llevar adelante negociaciones salariales fuera de las estructuras gremiales y negociar con sectores denominados autoconvocados que, si bien son legítimos sus reclamos, sí es discutida su representación gremial, por lo que no le conviene la ruptura gremial del principal gremio docente que es la UDPM, ni la agrupación que la conduce.