“El peligro es que se instalen definitivamente aquí”. La frase se repitió ayer en varios investigadores. Hablan de la instalación de bandas criminales brasileñas que nacieron en las cárceles y desde hace años monopolizan el negocio del narcotráfico en Paraguay. Aunque, claro, se diversificaron a otros delitos. A todos los que puedan acaparar.
Misiones es un punto estratégico entre esos dos países, pero el término “instalarse” refiere a que no son comunes los hechos de violencia que evidencien disputa de territorios, pelea de bandas, mexicanas, etcétera. Autoridades gubernamentales creen que se trata, todavía, sólo de un lugar de ingreso y paso de cargamentos de droga.
Sin embargo, detenciones como las ocurridas el martes en Posadas o la de los brasileños en San José -ambos con armas y equipamiento de la Policía Federal Argentina (PFA)- o el intento de copamiento de la cárcel de Oberá en julio de 2018 hacen que las fuerzas federales siempre estén alertas.
El martes fueron detenidos cuatro personas y en un allanamiento se incautaron armas y elementos con las inscripciones de la fuerza federal como cascos, guantes tácticos y pasamontañas. Todo comenzó en un control vehicular, en el que se detectó la presencia de un paraguayo indocumentado que llevaba un arma 9 milímetros que también carecía de documentación.
El vehículo era un Nissan que tenía pedido de secuestro por un hurto en Esquel (Chubut) y el conductor era un viejo conocido de los centinelas de la patria identificado como Luis Miguel B. Lo habían marcado como el nexo de los mencionados brasileños, un grupo de cuatro hombres que fueron detenidos con siete armas, silenciadores, precintos y -también- ropas de PFA en septiembre del año pasado, en el cruce de San José.
Se determinó que en la estadía del grupo en Posadas, días antes de su detención, los había asistido con la logística e incluso llevado comida hasta al lugar donde se alojaron. Esos extranjeros fueron relacionados de forma inmediata con el PCC o Comando Vermelho -aunque no hay mayores pruebas al momento- y sólo llevaban un celular y un documento.
Más allá de las ropas, un abrojo de identificación con el nombre Nebrisky fue hallado en ambos procedimientos. Las conexiones son indudables y Luis Miguel aparece como el “contacto local” de delincuentes de otros países. Nunca estuvo en condición de prófugo, pero “desapareció” por un tiempo a sabiendas que podrían buscarlo.
Además de los ocupantes del auto, también fueron detenidos más tarde otros dos hombres en el allanamiento en su casa, entre ellos un efectivo del Ejército Argentino que sería su cuñado. Sobre las ropas y el armamento se dijo que podrían tenerlas para asaltar o robar una carga. “Son polirrubros”describieron.
Un cargamento, la hipótesis
Ayer, diferentes fuentes, policiales y judiciales, se apartaron de la posibilidad de un asalto o un homicidio por encargo y desarrollaron la hipótesis de que al menos los dos primeros detenidos esperaban un cargamento de marihuana en Candelaria. Lo esperaban o tenían la misión de custodiarlo. La investigación lo confirmará o descartará y será clave el análisis de los teléfonos celulares secuestrados.
Respecto a la instrucción, se realizaron tres allanamientos en las casas de los implicados -que estaba habitadas por sus parejas-, pero los resultados fueron negativos. También, según detalló una fuente de extrema confianza, se requisó el locker del soldado en su lugar de trabajo, pero no había nada de relevancia.
Una causa perdida
Las autoridades del Juzgado de Instrucción Uno esperan ahora la confección de las actuaciones de GNA para definir cuándo se hará la audiencia indagatoria. Apuntan que podrían hacerse el viernes. También quieren saber “dónde está” la causa de los cuatro brasileños detenidos que involucra a Luis Miguel, algo que nadie en la Justicia y la fuerza saben con precisión.
Como viene informando este medio, tanto el Juzgado Federal de Posadas como el de Instrucción Tres de Posadas se declararon incompetentes por lo que, declarado el conflicto negativo de competencia, debería resolver la Corte Suprema de la Nación.
Sobre el ciudadano paraguayo involucrado, ayer seguía como indocumentado, pero los investigadores señalaron que no tiene antecedentes en el vecino país. Desde allí habría entrado apenas momentos antes de que lo detuvieran.
Se pudo establecer que trabajaba con Néstor Fabián “el Negro” Rojas, narco y sicario detenido por tres homicidios cometidos en Misiones -todos con trasfondo narco-.
Rojas, sospechoso por el doble homicidio de El Acuerdo ocurrido en diciembre 2015, fue detenido en agosto del 2018 en el marco de la investigación por el crimen de su socio Aldo Andrés Cantero, un mecánico socio en el transporte de marihuana oriundo de Gobernador Roca. Lo atraparon en plena transacción de cocaína con un grupo que había llegado desde Entre Ríos en un complejo de cabañas.
Por ser considerado de alta peligrosidad, el juez federal de Eldorado, Miguel Ángel Guerrero, ordenó su alojamiento en el Complejo Penitenciario Uno de Ezeiza, donde ahora está junto a los brasileños detenidos en San José. Al parecer allí los cinco hicieron relaciones que traspasan los muros de máxima seguridad.
FUENTE EL TERRITORIO
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