Este lanzamiento coloca a SpaceX, en la cúspide de convertirse en la primera compañía privada en poner astronautas en órbita, algo logrado solamente por 3 naciones anteriormente: Rusia, Estados Unidos y China.
Para ello, SpaceX debió luchar palmo a palmo con la otra empresa a quien la NASA entregó mucho dinero para viajar al espacio: el gigante aerocomercial Boeing. Y es que la NASA contrató a SpaceX y Boeing en 2014 para llevar astronautas a la estación espacial, después de que comenzaron a llevar cargas comerciales al espacio sin tripulación. Esa carga eran suministros de alimentos y víveres para los astronautas que viven actualmente en la Estación Espacial Internacional (ISS). La meta era que astronautas estadounidenses pudieran comenzar a viajar en 2017, pero el desarrollo de las cápsulas Dragon de SpaceX y Starliner de Boeing tomó más tiempo de lo esperado.
La Crew Dragon es una cápsula como la Apolo, pero del siglo XXI. Las pantallas táctiles han reemplazado los botones y los joysticks. El interior está dominado por el blanco con una iluminación más sutil, nada que ver con los enormes transbordadores que funcionaron entre 1981 y 2011.
“¡Seguro que todos los pilotos del mundo tendrán más confianza si les das un joystick que si les das un iPad!”, bromeó Thomas Pesquet, el astronauta francés que podría ser el primer europeo en viajar a bordo de la Dragon en 2021. La cápsula debe llegar a la estación espacial, situada a 400 kilómetros sobre la Tierra, donde probablemente permanecerá acoplada hasta agosto.
Si cumple su misión, los estadounidenses ya no dependerán de los rusos para llegar al espacio, como ha ocurrido desde 2011, pues las Soyuz rusas son los únicos vehículos espaciales que hacen este recorrido, despegando del cosmódromo de Baikonur en Kazajistán.
El último vuelo tripulado que Estados Unidos realizó desde su propio suelo, fue el 8 de julio de 2011con la misión STS-135 del transbordador espacial Atlantis de 13 días de duración, con una tripulación de 4 astronautas, en la cual transportó a la Estación Espacial Internacional (ISS) las reservas provisionales para un año. El transbordador aterrizó en Cabo Cañaveral el 21 de julio de 2011, terminando su servicio para ser retirado y puesto en exhibición en el Centro Espacial Kennedy, en Florida.
Con el último vuelo del Atlantis se cerró la era de los Transbordadores Espaciales después de 30 años de funcionamiento del programa, desde 1981 con el lanzamiento del desaparecido Columbia, lo que dejó a la NASA dependiente de las naves rusas Soyuz, para lanzamientos espaciales.
Pero esto no le saldría gratis o barato a la NASA. En 2006, Estados Unidos pagaba 21,3 millones de dólares a Rusia, que quedó con el monopolio de los vuelos espaciales tripulados, por cada asiento ocupado en el cohete ruso. Ya en 2018, el precio había subido a 82 millones de dólares, es decir, un incremento del 384%. Desde 2006 hasta 2020 la NASA pagó más de 3500 millones de dólares para enviar a la Estación Espacial Internacional a sus astronautas, suma que representa aproximadamente el 3% del presupuesto anual de la agencia espacial norteamericana.
El sueño espacial americano vuelve con todo su esplendor, al igual que el momento histórico de las empresas privadas que comienzan a visualizar un futuro prometedor fuera de la Tierra.
FUENTE INFOBAE