FaceApp fue furor hace exactamente un año. Entonces, se hizo popular porque permitía agregar o quitar años del rostro a partir de una simple foto y los usuarios de las redes sociales se volcaron masivamente a mostrar cómo se verían supuestamente al envejecer. Ahora volvió a cobrar impulso con la posibilidad de cambiar de género. Las dudas sobre los riesgos que implica su utilización siguen siendo los mismos y la pregunta que los especialistas en seguridad informática se hacían en junio del año pasado se mantiene vigente: ¿qué sucede con los miles de datos biométricos que recolecta el sistema?
Como hace un año, también esta vez muchos recurrieron a FaceApp para mostrar cómo serían deportistas, famosos del espectáculo y políticos. Usuarios particulares también lo aplicaron a sus fotos sin tener en cuento los riesgos que podría conllevar.
La aplicación es sencilla. Una vez descargada en el celular se toma una foto y se le aplican los filtros disponibles. Además del cambio de género o de sumar o quitar edad, es posible entre otras cosas agregar anteojos, modificar el color de pelo, agregar maquillaje y poner o quitar barba.
¿Quién almacena esa información sensible que permite la identificación facial similar a la utilizada por las fuerzas de seguridad? ¿Qué sucede con los miles de datos biométricos que recolecta el sistema?, se preguntaron hace un año los expertos en seguridad informática ante la popularización de la app, cuyo ceador, el ruso Yaroslav Goncharov, precisó que el sistema utiliza una forma de inteligencia artificial conocida como red neuronal para escanear el rostro y modificarlo según el filtro elegido.