ROCHESTER, Minnesota: Los investigadores de Mayo Clinic y sus colaboradores descubrieron en un grupo diverso de 20 000 pacientes que el plasma experimental de convalecientes fue seguro después de la transfusión. Los resultados del programa para acceso ampliado en la COVID-19, perteneciente a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, constan en Mayo Clinic Proceedings.
El informe sobre seguridad analizó los 7 días posteriores a las transfusiones realizadas entre el 3 de abril y el 11 de junio en pacientes hospitalizados, a quienes se consideraba en riesgo de avanzar a un estado grave o mortal. De los pacientes, casi el 40 por ciento eran del sexo femenino, el 20 por ciento eran afroamericanos, casi el 35 por ciento era de origen hispano y el 5 por ciento era de origen asiático. Las tasas de mortalidad a los 7 días descendieron a 8.6 por ciento, desde el 12 por ciento mostrado en un estudio sobre seguridad previamente realizado en los primeros 5000 pacientes transfundidos. Los sucesos adversos graves continuaron por debajo del uno por ciento.
“Continuamos esforzándonos por entender el plasma de convalecientes. Nos sentimos optimistas a medida que evaluamos la creciente cantidad de datos, pero siempre nos mantenemos objetivos”, comenta el Dr. Michael Joyner, investigador principal del programa para acceso ampliado (EAP, por sus siglas en inglés) en Mayo Clinic y autor principal del artículo.
El informe ampliado sobre la seguridad revela un descenso en la mortalidad que parece coincidir simultáneamente con la disponibilidad más rápida de plasma para transfundir, aunque los autores advierten que esto en sí mismo no aporta ninguna evidencia sobre la eficacia del plasma de convalecientes para tratar la COVID-19. Dado el uso acelerado de la terapia, las investigaciones ahora se amplían para concentrarse en determinar qué indica su eficacia. Por el momento, el tratamiento con plasma de convalecientes es la única terapia basada en anticuerpos para la COVID-19.
“Los más de 7000 médicos que forman parte del programa han realizado una labor excepcional al ofrecer el plasma de convalecientes a un grupo diverso de pacientes, con una participación femenina del 40 por ciento, así como una cantidad considerable de pacientes de origen afroamericano, asiático e hispano. Esperamos que la participación de sujetos procedentes de grupos minoritarios continúe aumentando, dada la desproporcionada dureza con que la COVID-19 trata a estas comunidades”, señala la investigadora Dra. DeLisa Fairweather.
Los investigadores dicen que si bien la tasa de mortalidad ha disminuido, la gravedad de los pacientes de la última parte del estudio fue menor. Añaden que esa reducción puede deberse, en parte, al mejor cuidado médico que se ofrece gracias al mayor conocimiento sobre la pandemia y a que más cantidad de pacientes recibieron el plasma en un período temprano de su tratamiento hospitalario. Anotan en un paréntesis que en marzo, no existía ningún sistema para entregar el plasma de convalecientes, pero que ahora hay suficientes donantes para abastecer la demanda. Además, a medida que los donantes aparecían con más rapidez, también era mayor la probabilidad de que el plasma contuviese anticuerpos neutralizantes.
Los médicos de cualquier institución estadounidense que trate a enfermos de COVID-19 hospitalizados pueden ingresar la información sobre sus pacientes en uscovidplasma.org.
Los pacientes recuperados de la COVID-19 que desean donar plasma, pueden comunicarse con la red nacional para compartición de recursos a fin de informarse acerca de qué centros para donación de sangre son cercanos a ellos. Mayo Clinic, grupos como Vitalant, America’s Blood Centers (Centros Sanguíneos en Estados Unidos) y muchos otros pertenecientes a la gran comunidad comercial y no comercial de bancos de sangre trabajan con los médicos para recolectar y distribuir el plasma donado a los pacientes hospitalizados con COVID-19 grave o mortal.
El estudio contó con el apoyo de un contrato con la Autoridad para la Investigación y el Desarrollo Biomédico Avanzado del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, múltiples subsidios de los Institutos Nacionales de Salud, el Consejo para Investigación en Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá, el Fondo de Caridad Schwab, el grupo United Health, la Asociación Nacional de Básquetbol, Millennium Pharmaceuticals; Octapharma USA, Inc. y Mayo Clinic.
En Mayo Clinic, el programa para el plasma de convalecientes se desarrolló desde una iniciativa de médicos e investigadores pertenecientes a 10 instituciones que se organizaron para investigar la aplicación del plasma de convalecientes durante la pandemia de la COVID-19. Entre estas instituciones están Mayo Clinic, la Universidad de Johns Hopkins, la Universidad de Washington, el Centro Médico Einstein, la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, la Universidad Estatal de Michigan y muchos otros centros médicos académicos y organismos gubernamentales deseosos de establecer un programa nacional para modificar la trayectoria de esta enfermedad.
Mayo Clinic está decidida a avanzar los estudios para que los pacientes puedan beneficiarse de los nuevos descubrimientos lo antes posible. El objetivo de Mayo es descubrir y aplicar rápidamente los avances científicos que vencerán a esta mortal enfermedad.
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