Matar a un juez es un antes y un después. Se desataría una guerra inesperada para la provincia, se incrementarían los controles, se ahogaría la libertad como la conocemos ahora. Eso al Negro Rojas no le importó a la hora de pedir que se organice un ataque a un magistrado. A un juez que lo investigaba por las innumerables atrocidades que cometió. Rojas, ese que antes de matar sonríe a la víctima, permanece preso en Ezeiza, pero sigue pidiendo favores en Misiones.
“Necesito resolver ese problema”. “Está queriendo agarrar a todos” “Hablo del Juez Verón, que vive en (sic)…”, esos mensajes mandó desde su detención y fue interceptado por Gendarmería en medio de escuchas investigativas.
El juez de Instrucción Marcelo Cardozo se encontró con estos escalofriantes diálogos cuando intervino una de las líneas de Baden. Fue luego de varios allanamientos que dieron en la tecla. Baden era sindicado como el nexo local de las bandas del narcotráfico brasileño, el famoso y temido Primer Comando Capital (PCC).
El interlocutor de Baden está detenido en el Penal de Ezeiza, llegó desde Misiones. Gendarmería tuvo acceso a 357 mensajes, entre los cuales rezaban estos pedidos de asesinato. Iban por Verón, pero estudiaron a otro juez. Los cuatro sicarios no pudieron cruzar desde Brasil. La pandemia no se los permitió.
El Negro Rojas, un asesino sin ningún tipo de escrúpulo, un asesino de sangre fría. Quien fuera aprehendido en La Aventura hace poco más de un año y medio, fue trasladado a Ezeiza por los delitos que cometió.
fuente ; el show de los impactos