La preocupación de la región central es dónde irán los enfermos en peores condiciones si se agota la disponibilidad de camas en unidades de terapia intensiva (UTI).
Hasta un reconocido periodista, que supo trabajar en Misiones en el inicio de su carrera, propuso la posibilidad de trasladarlos a la tierra colorada si las autoridades misioneras lo aceptaban (ver nota abajo).
Sin embargo, el sistema sanitario provincial tiene por estos días casi la mitad de sus terapias intensivas ocupadas por pacientes sin coronavirus, internados por accidentes de tránsito, hechos de violencia, afecciones cardíacas u otras enfermedades.
Según datos, el total de camas en UTI entre el sector público y el privado es de 249. En el desagregado por sector, las públicas en Misiones son 142 (en hospitales de alta complejidad). De esas, actualmente hay ocupadas 61 (42%) por pacientes sin coronavirus. Mientras que en el privado son 107 y hay ocupadas 44 camas UTI (cerca del 50%).
Estas cifras son posibles, incluso, gracias a que las fronteras están cerradas y se frenó la demanda de ciudadanos paraguayos que venían a Misiones para atenderse, especialmente desde el Paraguay.
El efecto “cuarentena”
Durante el mes de marzo, cuando se declaró oficialmente la pandemia por coronavirus, el aislamiento social obligatorio hizo que menos personas circularan y, en consecuencia, haya menos requerimiento de atención, por ejemplo por accidentes de tránsito. Por entonces, los hospitales y sanatorios en la provincia disponían de más del 70% de sus camas en Unidades de Terapia Intensiva, que se reservaban para el desarrollo del nuevo virus que puso en jaque el sistema sanitario mundial.
Durante los primeros tres meses del aislamiento, a partir de la fuerte campaña para quedarse en casa, Misiones no sufrió una alta demanda que sí pudo verse en otros lugares del planeta, donde los profesionales de la salud llegaron al dilema de decidir a quién darle y a quién no un respirador para seguir viviendo.
Ahora, llegado casi el final de junio, con la “flexibilización” de la cuarentena en Misiones que repuso el casi 80% de las actividades, esa disponibilidad de internación en UTI se fue achicando producto de accidentados en siniestros viales, violencia familiar y afecciones que no son precisamente el COVID-19.
“Las camas no se pueden guardar exclusivamente para coronavirus. ¿Cómo le decís a una persona que tiene un accidente de tránsito o un ACV u otra enfermedad ‘no te pongo en terapia porque son camas exclusivas para COVID-19’? Por eso es importante la responsabilidad social. Si no nos cuidamos y hay accidentes de tránsito o enfermos que requieran internación crítica, cada vez quedarán menos camas libres”, explicó a PRIMERA EDICIÓN un médico que conoce el movimiento hospitalario en la pandemia.
Desde el Gobierno misionero habían advertido semanas atrás que, de crecer la demanda de camas en UTI, se podría volver atrás con las “flexibilizaciones” porque el aislamiento “no sólo está hecho para que la gente no se enferme de coronavirus, también sirve para que no haya enfermos de otras causas que obliguen a utilizar las camas críticas. A mayor aislamiento menos accidentes, menos enfermos de neumonía bacteriana grave, por ejemplo”.
Sin olvidar que el COVID-19 puede seguir sumando contagios, siendo difíciles de predecir sus consecuencias en los pacientes.
fuente ;primera edición
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