El sector turístico de Oberá sufrió dos bajas sensibles del rubro alojamientos, por un lado el reconocido Hotel El Edén, inaugurado el 1° de enero de 1995 y también la Hostería Monte Aventura, con 12 años de vida. La acumulación de deudas fue determinante en ambos casos. Irma Bregagnolo, propietaria del primero, evalúa la posibilidad de alquilar a futuro, mientras que la familia Krieger, titulares de Monte Aventura mantendrán cerrado.
“La verdad es fue un paso muy difícil, fueron muchos años de sacrificio, años de proyectos. Todavía tengo proyectos y hay muchas cosas que quería seguir haciendo. Pero no tuve el apoyo, municipal principalmente que necesitaba, lamento tener que decir esto pero es la verdad. Si me hubieran apoyado, seguramente mi familia hubieran visto la forma de poder seguir ahora” expresó Bregagnolo. “Esto de la pandemia no fue la causa principal, yo hubiera seguido, porque sé que al abrir tendré gente. Lo que me mató, eso sí, fueron las facturas tremendas de energía y agua, sin funcionar. Al segundo día de cerrar por la cuarentena, cortamos el agua, energía de los cuatro departamentos y cinco cabañas. No hubo gasto, sin embargo las boletas no bajaron, eso hizo que mis hijos me pidieran que cierre, porque no estoy trabajando para mí ni para ellos, eso fue lo que pasó. Me duele mucho esta situación” agregó la propietaria al afirmar que la intimación para regularizar la situación ante la Celo fue por una deuda de más de 130 mil pesos. “Estoy pensando en qué voy a hacer. Espero que algún día mis hijos sigan con el rubro. También es posible alquilar, ya que aparecieron ofertas. Estoy viendo qué hacer” comentó.
El emprendimiento de la familia Krieger, incluye un Parque Recreativo, que aguarda ser habilitado para mantener su relación con la comunidad, pero la hostería cerraría definitivamente. “No dan los números, ya estamos endeudados y a medida que esto siga, seguimos generando deudas sin tener ninguna entrada. Es imposible trabajar en un Hotel 24 horas sin tener ingresos. No somos adinerados para darnos el lujo de vivir sin trabajar” afirmó una de las integrantes de la familia. “Estamos bastante mal con el cierre, pero no nos quedó otra alternativa. No da más, abrir es abrir a pérdida, es imposible. Sacar un crédito para seguir en el rubro es solo acumular deudas. Es doloroso, porque dejamos el alma ahí”.
Fuente: Meridiano55
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