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En agosto juzgarán al fisicoculturista que dejó cuadripléjica a su pareja

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Transcurridos más de tres años y medio del hecho, se prevé que el próximo 25 de agosto comience el debate oral contra el fisicoculturista Javier Orlando Batista (39), acusado de lesionar y dejar cuadripléjica a su ex pareja Yenifer Guayaré (28) en Oberá.
El expediente N° 147126/16 está caratulado como “lesiones gravísimas doblemente calificadas por el vínculo y por violencia de género”.
Según confirmó El Territorio con fuentes del Tribunal Penal Uno de Oberá, en principio se fijaron tres jornadas y una veintena de testigos.
En tanto, mientras que la víctima permanece postrada por las lesiones que sufrió, el agresor aguarda el juicio oral en libertad. Pero la paradoja del caso es que las mismas autoridades que excarcelaron a Batista también ordenaron custodia policial permanente para Guayaré.
Es decir que reconocen la peligrosidad del sujeto, pero le otorgaron la libertad, al menos hasta que se llegue a una sentencia.
El fisicoculturista fue excarcelado en abril del 2018 mediante un auto de soltura. La misma resolución estableció la prohibición de acercamiento a 300 metros del lugar de residencia o donde se halle la víctima.
Asimismo, tiene absolutamente prohibido alejarse de la ciudad sin la debida justificación y autorización legal.
En el requerimiento de elevación a juicio, la fiscal de instrucción Miriam Silke valoró las pruebas existentes contra el imputado para probar el ataque sufrido por Guayaré.
“La agrede físicamente jalándola de los cabellos hacia el suelo y que a raíz de su caída se produce un desplazamiento de las vértebras cervicales sobre un tumor y éste sobre la médula. O sea, produciéndole cuadriplejia y con ello la pérdida de la sensibilidad y movimiento de sus cuatro miembros y con ello la inutilidad permanente para el trabajo”, precisó la fiscal.

Sin recursos 

Desde hace más de un año la víctima no cuenta con asesoramiento legal particular, puesto que afronta serias limitaciones económicas, incluso para sostener el tratamiento de kinesiología indispensable para su rehabilitación.
Por ello, en el juicio del próximo mes la acción penal será responsabilidad exclusiva del ministerio fiscal. Como contrapartida, Batista cuenta con los servicios de un conocido estudio jurídico local.
Oportunamente, desde la querella que representaba los intereses de la mujer elevaron un recurso de apelación para que se revoque el beneficio de la excarcelación.
En tal sentido, se citó el informe de la psicóloga del Cuerpo Médico Forense que evaluó a Batista: “Surgen indicadores de cierta dificultad en el manejo de los impulsos y con ello una intensa necesidad de controlar (…) Demuestra una necesidad de mostrarse seguro y afirmado para compensar sentimientos más profundos de inseguridad y desorientación”.
En la misma pericia se dejó constancia de que “surgen indicadores de cierta dificultad en el manejo de los impulsos y con ello una intensa necesidad de controlar”.
Asimismo, Batista “demuestra una necesidad de mostrarse seguro y afirmado para compensar sentimientos más profundos de inseguridad y desorientación”.
Entonces, la querella consideró que la excarcelación implica un “riesgo procesal ya que el imputado puede darse a la fuga, además del peligro para la víctima”.
También puntualizó que si bien Guayaré se halla en una cama ortopédica e imposibilitada de proporcionarse cuidados por sí sola, la liberación del imputado “invierte los roles” y la víctima afronta una nueva restricción a sus ya limitadas posibilidades.

Violencia extrema

El hecho se produjo en la madrugada del 15 de diciembre del 2016, en la vereda del Club Cooperativa de Oberá, donde la pareja concurrió a una cena de fin de año organizada por la empresa donde trabaja el padrastro del denunciado.
En su declaración, la mujer -madre de un menor- precisó que hacía apenas un mes que vivían juntos en la parte posterior del gimnasio donde trabajaban. Salieron a las 22 y minutos después llegaron al salón de fiesta.
Se sentaron y atrás suyo estaba una amiga a la que no veía desde hacía años. Después de cenar se pusieron a charlar.
“Mi amiga estaba con su pareja y yo le cargué con la época que salíamos entre amigas. Al rato me di vuelta y vi que mi pareja estaba enojado. Ahí empezó una discusión y me trató de puta, que yo vivía de joda”, recordó.
La discusión fue en aumento y ella se quería ir, pero no tenía dinero ni su celular para avisar a alguien. Para colmo, él tenía la llave de la casa y no se la quiso dar.
Primero recurrió a la hermana del sujeto para que la lleve y él no quiso. Era alrededor de la una cuando salieron.
“Fui atrás de él y le pedí la llave. Se dio vuelta y me agarró de los cabellos, de frente con las dos manos y me empujó. Ahí ya no me acuerdo más. Estuve inconsciente unos minutos y sentía mucho dolor en el cuello, y la sensación de no poder moverme. Cuando recuperé la conciencia le decía por qué me hiciste esto. Estaba toda ensangrentada porque tuve una fisura de cráneo. Él me pidió disculpas, pero no llamó una ambulancia y con la hermana me subieron al auto de la mamá. Eran él, la hermana y otra persona que no recuerdo quién era”, detalló Guayaré.

A la deriva

El calvario de Guayaré no terminó con la agresión y el pésimo traslado al Hospital, ya que al llegar, su pareja habló con el médico y le dijo que ella estaba borracha y se cayó. El profesional se habría quedado con esa versión, desestimando los dichos de la mujer, que estaba consciente y decía que fue golpeada. El médico habría subestimado el protocolo para atención de víctimas de violencia de género, que obliga a denunciar el hecho. “En todo momento les dije que me había golpeado. Pero el médico Luis Derna me decía que no me preocupe, que ya me iba a pasar. Ni siquiera me pusieron el cuello ortopédico. Después me cocieron la cabeza, y como yo estaba muy nerviosa, le llamaron a mi pareja para que me tranquilice, supuestamente. Ahí le volví a preguntar por qué me hiciste esto y se fue. Se escapó y me dejó sola. Ni siquiera avisó a mi familia”, aseguró. Dolorida y abandonada, el suplicio continuó toda la madrugada. “Yo pedía que les avisen a mi familia, a mi tía la doctora Guayaré, pero nadie me hizo caso. Como a las 5.30 me llevaron para hacerme una placa y recién ahí una chica de seguridad consiguió avisarle a mi tía. Tipo 7.30, después de que vieron la placa de la tomografía computada, me pusieron el cuello ortopédico. De ahí me trasladaron al Madariaga, donde me trataron muy bien, hicieron la denuncia y me operaron”, precisó. Incluso, comentó que en un primer momento, debido a la gravedad de su cuadro, los profesionales de Posadas le preguntaron si tuvo un accidente de moto.

Fuente: El Territorio
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