Dra. Virginia Busnelli, (MN 110351), Médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Comenzaron las vacaciones de invierno, un motivo más para prestar especial atención a la alimentación de los chicos en plena pandemia.
El sobrepeso y la obesidad siempre fueron considerados un problema de los países desarrollados, pero lamentablemente esa concepción cambió. Esta pandemia se extendió a un ritmo desenfrenado especialmente en las grandes ciudades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar esta enfermedad. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
El sobrepeso y la obesidad constituyen patologías multifactoriales. Se encuentran influenciadas por los cambios en la dieta y el estilo de vida resultante de la industrialización, la urbanización, el desarrollo económico y la globalización del mercado que ofrece una excesiva oferta de alimentos combinado con otro gran problema: el sedentarismo masivo, actualmente influenciado e incrementado por el confinamiento.
Causas y consecuencias
El desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas es la causa principal de la obesidad y el sobrepeso. Además, colabora el aumento en el consumo de alimentos de alto contenido calórico, ricos en grasas y el descenso de la actividad física por la vida sedentaria que llevamos y los nuevos modos de transporte. En este contexto de aislamiento donde se está haciendo difícil cuidar la alimentación y mantener una rutina de actividad física, todo este fenómeno se potencia.
Entonces, si hablamos de consecuencias, la de mayor probabilidad en niños es la muerte prematura y la discapacidad en la edad adulta. Por otra parte, los niños obesos presentan enfermedades cardiovasculares, mayor riesgo de hipertensión y sufren dificultades respiratorias. Un niño con sobrepeso u obesidad tiene una esperanza de vida menor que la de sus padres. Capítulo aparte merecen los efectos psicológicos que causa en los más chicos, baja en el rendimiento escolar y discriminación por parte de su entorno.
¿Qué debemos hacer si tenemos en casa un niño con sobrepeso?
- Para comenzar, se debe generar un ambiente seguro y saludable en el hogar.
- Ser un ejemplo. La alimentación saludable y los buenos hábitos tienen que ser para todos los integrantes de la familia.
- Maximizar la disposición de alimentos naturales y saludables. Agua, fruta fresca y lavada lista para comer, galletitas, panes y bizcochuelos caseros para compartir en familia.
- Disminuir paulatinamente hasta eliminar la disponibilidad diaria de galletitas, panificada, bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcar y grasas.
- Dejar de lado la tecnología a la hora de las comidas, como así también los problemas, las discusiones y el mal humor.
- Regular el tiempo de uso de pantallas y dispositivos electrónicos que promueven sedentarismo y soledad.
- En época de pandemia, aprovechar los días permitidos para salir a la calle y realizar actividades en familia que impliquen movimiento. Una salida al parque, una caminata por un lindo lugar, un paseo en bicicleta.
- Aquellos días que nos debemos quedar dentro de casa, cuidándonos, realizar las actividades cotidianas como la limpieza de la casa y el arreglo del jardín en familia ya que pueden ayudar a aumentar la actividad física y disminuir el sedentarismo.
La familia es el círculo más cercano de contención para los niños. Debemos fortalecerlo y a partir de ahí empezarán a mejorar todos los vínculos que los rodean. Es importante, para proteger la salud de los más chicos, entender a la obesidad y al sobrepeso como un problema al que debemos ponerle atención y de esta manera, brindar soluciones que permitan mejorar la situación actual. Solo así, evitaremos consecuencias a futuro.