Tuvieron que pasar 19 horas para que la desesperación y la angustia se transformaran, al fin, en alivio y alegría nuevamente en el barrio Itaembé Guazú de Posadas ayer, tras la desaparición de Bruno (9), un niño con retraso madurativo que salió a jugar en la esquina de su casa y fue hallado a cuatro kilómetros de distancia.
La dramática situación comenzó el miércoles a las 17, cuando los padres del niño constataron que el pequeño no regresaba y tampoco aparecía por los alrededores de su casa ubicada en la esquina de las calles Los Geranios y Yacaré, del mencionado barrio.
El niño fue buscado intensamente, principalmente en un sector de vegetación ubicada en cercanías a la avenida Los Tilos y calle El Puma, donde habitualmente Bruno solía ir a jugar junto a su perro Simón, un fiel compañero que al final de la historia demostró la valía de la especie.
Las horas transcurrieron, el sol comenzó a bajar y la temperatura descendió hasta los niveles más fríos del año, mientras que la desesperación iba en aumento. Manuel Chamorro (34) decidió entonces acudir a la Policía en busca de ayuda para localizar a su hijo.
La búsqueda
De inmediato, intervino la Comisaría Decimonovena, pero ante la premura del caso se dio aviso a múltiples unidades de la fuerza provincial, que a las 22 del jueves iniciaron un amplio operativo de búsqueda que se extendió hasta el día siguiente.
El foco de búsqueda se concentró en el sector de vegetación donde Bruno solía jugar. “La búsqueda del menor se ha implementado desde anoche -por el miércoles- a las 22. Lo hemos hecho toda la noche y toda la madrugada. Estamos todas las unidades operativas que componen la Policía de Misiones. Su papá nos manifestó que el último lugar donde el niño fue visto fue acá, por eso es que la búsqueda se ha centralizado acá. Es su lugar de confort, del chico y de su perro”, detalló ayer por la mañana el comisario general Carlos Merlo, subjefe de la Policía.
En el operativo también se utilizaron canes adiestrados para la búsqueda de personas y se implementaron patrullajes aéreos con el helicóptero de la fuerza, pero las horas seguían pasando y el niño no aparecía, lo que acrecentaba el temor de todos teniendo en cuenta las condiciones climáticas a las cuales Bruno pudo haber estado expuesto durante la madrugada.
Los uniformados rastrillaron varios puntos del barrio, incluido en una laguna y debajo de varios puentes, pero ni Bruno ni su perro Simón aparecían.
Mientras tanto, Karina (35), su madre, también buscaba. “Recién llegué del monte. Me metí por todos lados, busqué por todos lados y nada. El perro tampoco aparece. Es una desesperación esto. Confío en Dios en que va a aparecer”, dijo, mientras Itaembé Guazú se veía convulsionada por la desesperación.
La madre de Bruno expresó que no era la primera ocasión en que el niño salía de su casa para ir a jugar, pero siempre regresaba. Esta vez no fue así.
Al menos 150 uniformados policiales fueron abocados a la labor de búsqueda y de la situación también fue advertida la Prefectura Naval Argentina (PNA), cuyos efectivos fueron quienes reportaron la gran noticia.
El reencuentro
Fue cerca de las 12 del mediodía cuando los uniformados federales encontraron al niño jugando sobre una rocas en la costa del río junto a dos perros (Simón y Atenas).
El hallazgo se dio en una zona conocida como Costa Mango, detrás del aeropuerto de Posadas, a aproximadamente 4 kilómetros de distancia de su casa.
“No hay nada extraño ni para sospechar en el caso. Evidentemente en su inocencia el chico jugando y jugando se alejó de su casa y al caer noche ya no supo volver. Puede ser que por la poca luz se haya desorientado y en el lugar de ir hacia su casa fue hacia el río. Lo más preocupante era el frío, hubo temperaturas de hasta 1°, pero los perros le ayudaron mucho. El niño dijo que pasó un poco de frío pero que se abrazó mucho a los dos perros para abrigarse”, expresó ayer el jefe de la Policía, el comisario general Zenón Cabrera a El Territorio.
De inmediato, el niño fue socorrido por el personal de la PNA, cuyos uniformados le dieron una manta, agua y un poco de comida. Después fue llevado hasta una sede de la fuerza federal y fue revisado médicamente en ambulancia, pero afortunadamente se constató que estaba “sano y salvo”.
Allí, junto a sus inseparables perros, Bruno se reencontró con su madre Karina y se dieron el abrazo que todos esperaban. “Gracias, gracias a todos por ayudarme, fue una desesperación todo pero ahora me siento tranquila”, expresó la mujer ante los medios que estaban en el lugar.
Luego, el pequeño fue llevado hasta la Comisaría Decimonovena, junto a sus padres, donde volvió a ser examinado y se le dio intervención en el caso a la Defensoría de Menores.
En cifra
1°
Fue la temperatura más baja que marcó el termómetro ayer en horas de la madrugada en la capital provincial.