La tragedia para esta menor de edad fue denunciada a la Justicia por galenos del hospital Materno Neonatal de Posadas. Uno de los presuntos abusadores se niega a reconocer el niño y el bebé que gesta la víctima.
Al más capacitado guionista de ficción no se le ocurrirá escribir seis años de tanto dolor y crueldad para una niña. No podrá, no se animará siquiera a imaginarlo. Pero a la realidad y al destino no le inmuta la marginalidad, se sirve de ella y, en este caso, no se apiadó. Una menor, que hoy tiene 16 años, está a punto de parir su segundo hijo, ya sostiene en brazos a uno de dos años que también le fue engendrado por la violencia de un abusador.
La misma víctima cuando huyó de su hogar, porque el padrastro de su madre en el barrio Parque Adam de Posadas la acosaba y manoseaba, recurrió a su abuela para que la contuviera. Sobrevivir en condiciones de miseria la condujeron a un calvario más profundo. El concubino de su abuela la violó y decidió huir para arreglárselas sola antes de cumplir 13 años.
En su intento de fuga y salvación, la caída fue mucho mayor. Para sobrevivir se entregó a la prostitución en los alrededores de la rotonda de la avenida Uruguay. Pero la noche muestra peligro, el que empuja al exceso de drogas y alcohol hasta llegar a la dependencia y la enfermedad.
Uno de sus abusadores, mal llamado “cliente”, la ultrajó y no se preocupó por interrumpirle el embarazo. A los 14 parió un niño al que su victimario le niega el apellido y la ayuda que le brindó a la menor no fue suficiente para que ella abandonara la calle y la prostitución.
En este trajinar la adolescente recurrió a su madre, pero no tardó en volver a escapar de su hogar porque la amenaza del abuso también se replicaba en las garras del concubino. Vuelta en la calle volvió a quedar embarazada y todo indica que fue el mismo hombre que tres años antes abusó de ella, delito por el que dio a luz al niño.
Al más capacitado guionista de ficción no se le ocurrirá escribir seis años de tanto dolor y crueldad para una niña. No podrá, no se animará siquiera a imaginarlo. Pero a la realidad y al destino no le inmuta la marginalidad, se sirve de ella y, en este caso, no se apiadó. Una menor, que hoy tiene 16 años, está a punto de parir su segundo hijo, ya sostiene en brazos a uno de dos años que también le fue engendrado por la violencia de un abusador.
La misma víctima cuando huyó de su hogar, porque el padrastro de su madre en el barrio Parque Adam de Posadas la acosaba y manoseaba, recurrió a su abuela para que la contuviera. Sobrevivir en condiciones de miseria la condujeron a un calvario más profundo. El concubino de su abuela la violó y decidió huir para arreglárselas sola antes de cumplir 13 años.
En su intento de fuga y salvación, la caída fue mucho mayor. Para sobrevivir se entregó a la prostitución en los alrededores de la rotonda de la avenida Uruguay. Pero la noche muestra peligro, el que empuja al exceso de drogas y alcohol hasta llegar a la dependencia y la enfermedad.
Uno de sus abusadores, mal llamado “cliente”, la ultrajó y no se preocupó por interrumpirle el embarazo. A los 14 parió un niño al que su victimario le niega el apellido y la ayuda que le brindó a la menor no fue suficiente para que ella abandonara la calle y la prostitución.
En este trajinar la adolescente recurrió a su madre, pero no tardó en volver a escapar de su hogar porque la amenaza del abuso también se replicaba en las garras del concubino. Vuelta en la calle volvió a quedar embarazada y todo indica que fue el mismo hombre que tres años antes abusó de ella, delito por el que dio a luz al niño. Fuente PE