«Sé que este no es el medio pero necesito ayuda. Es para mi mamá. Ella tiene tres niños y hace una semana que no tienen para comer. Yo le ayudo con lo que puedo pero también tengo a mis niños para darles un techo y comida. Les pido si alguien le ayuda.
De verdad está necesitando. Me duele verla así pero no puedo hacer nada. Ayer vino a mi casa y me dolió tanto cuando estaba comiendo mango y me dijo ‘tengo hambre, si nosotros hace tres días que no comemos nada’. Si alguien le puede dar algo será de mucho orgullo. Dios los bendiga».
El posteo de Emili Sd Palacios en un grupo solidario de Facebook sacudió la mañana del miércoles de los usuarios de esa red social, sobre todo en Oberá, de donde es oriunda.
Su pedido fue replicado cientos de veces y obtuvo muchas reacciones, comentarios y promesas de ayuda, aunque la joven también fue duramente cuestionada por algunas personas que la mandaron «a trabajar» o la instaron a dejar de «esperar todo de arriba».
La mujer detrás del perfil se llama Diana Vera y la confesión que le hizo su madre, Sonia Beltrán, es tan cierta como dolorosa. Sucedió el martes a la tarde.
«Vino a casa con mis hermanitos menores, la noté silenciosa, como ida. En un momento se sentó sobre un ladrillo, juntó algunos mangos del suelo y se puso a comerlos. ¿Por qué así mamá? le pregunté y me dijo ‘tengo hambre, si nosotros hace tres días que no comemos nada’. Fue demasiado duro escuchar eso, no tener un plato de comida para ofrecerle, por lo que decidí acudir a la solidaridad de la gente», contó Diana con visible angustia.
La joven reconoció que su madre -que vive en el marginado barrio San Miguel junto a sus hermanos, uno con discapacidad- «cobra una asignación como madre de siete hijos», pero «sumado con lo que gana en la tarefa o haciendo changas no le alcanza y fue sacando préstamos para alimentarlos a todos y en este momento no le llega más que $2.500 mensuales».
En cuanto a su situación particular, detalló que «me rebusco siempre que puedo, pinto casas, hago limpiezas, plancho, mientras que mi pareja hace changas, sale a cortar pasto, pero la realidad es que apenas llegamos pagando alquiler y la alimentación de mis hijos. Somos humildes. Le ayudamos con lo que podemos pero esta situación me sobrepasa. No puedo hacer más y no creo que esté mal pedir una mano”.
Cuesta arriba
Diana sintió el impacto de las respuestas agraviantes en su pedido, pero «prefiero mil veces pedir una mano antes que mis hermanos salgan a robar para poder comer o que se mueran de hambre. Y en el barrio San Miguel es terrible la pobreza y las alternativas en el submundo. No quiero eso para ellos».
«Es triste. Me largué a llorar porque tengo hijos y pienso en qué haría si me piden un plato de comida y no tengo para darles, por eso me duelen algunas respuestas», confesó la joven.
En esa línea respondió que «mi mamá es un palito parado de flaca, y no se queda en la casa haciendo nada, busca todos los días alguna changa para poder parar la olla, al igual que mis hermanos que están con ella, al igual que nosotros, pero se puso tan cuesta arriba todo que ellos no están pudiendo y nosotros tampoco tenemos para ayudarla».
Mientras Diana hablaba con El Territorio su mamá caminó alrededor de 10 kilómetros (debido al paro de colectivos) para buscar una bolsa con mercaderías ofrecida por una vecina del centro de Oberá. Otros colaboraron con harina, algo de carne de pollo, arroz y fideos, legumbres y aceite «como para tirar hasta tanto aparezca un trabajito».
«Me quedo con eso, con la solidaridad de las personas que se ponen en el lugar del que sufre, del que intenta pero no puede y aunque poco tenga, da una mano”, dijo Diana, y accedió a dejar su número de celular: 3755-603698.
Fuente:ELTERRITORIO