En el semáforo sanitario para definir restricciones, 19 de 24 jurisdicciones están en rojo, 4 provincias tienen riesgo moderado (amarillo) y únicamente Misiones figura en verde, es decir, con riesgo epidemiológico bajo.
Luego de las medidas restrictivas para el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) anunciadas ayer por el presidente Alberto Fernández la lupa se posó en el resto del país y la situación en los distintos territorios. Con el mismo objetivo de atenuar los contagios, internaciones, ocupación de camas de terapia intensiva y muertes por Covid-19, en algunos distritos ya se habían efectuado restricciones a la circulación, mediante la suspensión de distinto tipo de actividades.
El Ministerio de Salud de la Nación utiliza dos variables para determinar los riesgos que presenta un determinado punto geográfico: la variación de casos entre las últimas dos quincenas y la tasa de infectados de los últimos 15 días por cada 100 mil habitantes.
Tucumán, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero, Corrientes, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, San Juan, San Luis, Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, La Pampa, Rio Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego superan el 20% de variación de casos entre las últimas dos quincenas y la tasa de infectados de los últimos 15 días excede los 150 casos por cada 100 mil habitantes.
Por su parte; Jujuy, Salta, Chaco y Neuquén, tienen un riesgo moderado con alguno de los dos indicadores por encima del límite. Por lo que Misiones es la única de las 24 jurisdicciones nacionales que se mantiene en verde, con riesgo epidemiológico bajo. Si se toma en cuenta la progresión desde el 5 de abril hasta la fecha se comprende la gravedad de la situación: en ese momento eran 11 jurisdicciones en rojo, 10 en amarillo y 3 en verde. Hoy solo queda la tierra colorada como territorio de bajo riesgo y 4 provincias en riesgo medio. El resto se encuentra en una zona de alto riesgo sanitario.
¿Qué significa este status de Misiones en medio de la segunda ola de contagios?
En el marco de un rebrote importante, con una tendencia de contagios exponencial y nuevas variantes del virus circulando, la situación misionera es atípica y de privilegio. La foto actual hace que se puedan sacar algunas conclusiones provisorias.
En absoluto significa que se deban descuidar protocolos y medidas de bioseguridad vigentes porque la pandemia no terminó. La ventaja que ofrece este panorama es que permite continuar con las actividades esenciales que hacen a la vida: trabajar, estudiar, recrearse, tener pequeñas interacciones sociales. Siempre con los recaudos a los que ya nos hemos acostumbrado: distancia social, higienización de manos, uso constante de barbijo, ventilación cruzada de ambientes, priorizar encuentros al aire libre y descartar los que se puedan realizar de manera virtual.
También debe reconocerse el éxito del trabajo mancomunado entre el gobierno provincial, con su estrategia binaria (salud y economía), y la ciudadanía misionera, que se ha visto exigida ante una situación inédita que se ha extendido en el tiempo y ha respondido de una manera destacable. Tanto el carácter de la población, como la decisión firme en cuanto a la toma de medidas por parte de las autoridades son la clave de este cuidado conjunto.
Esta situación de riesgo epidemiológico bajo, única en el país, debe utilizarse en pos de seguir reforzando la economía, particularmente de los sectores que se han visto más golpeados por la pandemia, y avanzar con el proceso de vacunación. Los grupos de riesgo han sido ampliamente vacunados, por ejemplo, el plantel docente superó el 60% de inoculaciones, afirmó el ministro de Educación Miguel Sedoff.
Mantener los indicadores epidemiológicos bajos es clave para armonizar todas las necesidades de la sociedad mientras se vacuna, porque, como explica Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y asesora de Nación y CABA en el manejo de la pandemia: “una pandemia se termina vacunando”.
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