Las víctimas tenían 9 y 8 años y fueron sometidas durante el régimen de visitas luego que el hombre de 40 se separara de su esposa. Les pedía que fuera un “secreto
En un juicio oral no público que se desarrolló en el Tribunal Penal 1 de Eldorado, un hombre de 40 años fue condenado en una causa por abuso sexual. Se trata de un efectivo de la Policía de Misiones que prestaba servicios en una dependencia de la Unidad Regional III. Las víctimas fueron sus hijas, a quienes había sometido luego de separarse de la madre de las niñas.
Al tratarse de un delito de índole privada, en el detalle del caso se obviará identificar al policía por su nombre y apellido, para proteger la identidad de las víctimas.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, la denuncia del caso fue radicada por la progenitora de las menores, una mujer que actualmente tiene 31 años. Ante la Comisaria de la Mujer de Eldorado, la mujer señaló a su exmarido como el autor de abusos cometidos contra sus hijas de 9 y 8 años que había tenido con el policía. Fruto de esa relación, además había concebido otros tres hijos.
La denunciante relató que luego de la separación, a fines de 2016, habían acordado un amplio régimen de visitas para que los niños pudieran seguir viendo a su padre. En ese contexto, en la vivienda del progenitor fue donde comenzaron los hechos que se le habían imputado.
Según el expediente, en reiteradas oportunidades el hombre manoseaba a la mayor en sus partes íntimas cuando se acostaba con ella en la cama, además de buscar la oportunidad o simplemente llamarla a su habitación fuera de la mirada de los demás hermanos que estaban en la casa. Trababa la puerta y luego le decía a su hija que lo que pasaba era un secreto entre ellos.
También, específicamente entre la noche del 21 de diciembre de 2018 y la madrugada siguiente, luego que asistieran a una cena policial, el encartado puso dos colchones y se acostó con todos sus hijos en la sala de la casa. Luego de pedirle a los demás niños que fueran a la habitación, él se quedó solo con su hija y volvió a repetir los manoseos.
También hizo lo propio en la casa de su exconcubina cuando ella no se encontraba. Ingresó al baño con la excusa de secarle el pelo a su hija. Todas las acciones siempre estaban acompañadas con el alerta del “secreto” y que no se lo contara a nadie.
El acusado había repetido los mismos abusos en la localidad de Puerto Rico, en el domicilio de su madre, abuela de sus hijos. Cuando la niña de nueve años ingresó al baño la tocó con sus manos y con sus partes íntimas.
En las pericias de Cámara Gesell, la víctima dio detalles amplios y coherentes de las situaciones de índole sexual que le hizo vivir su padre. Ante la pregunta si quería volver a verlo, respondió con un categórico ¡No! En su relato brindó una información desconocida hasta ese momento, en la que señalaba que su hermana de ocho años también había sido manoseada de la misma forma por el progenitor. Esto activó una nueva pericia a esta segunda víctima que terminó por confirmar de forma contundente que hubo más abusos de parte del acusado. Asimismo, el hermano mayor, de 10 años, también contó haber visto cuando su padre tocaba a su hermana de 8.
Todas estas cuestiones fueron abordadas en las audiencias realizada ante los magistrados Atilio León, Lyda Gallardo y María Teresa Ramos, el representante del Ministerio Público Fiscal, Federico Rodriguez y la defensa del acusado.
Ponderadas las pruebas, el Tribunal resolvió sentenciarlo a 13 años de prisión por “abuso sexual simple reiterado y corrupción de menores calificada por el vínculo”.
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