En los días fríos naturalmente tendemos a modificar nuestra alimentación para afrontar las temperaturas bajas y otras inclemencias del tiempo, como la lluvia que suele ser frecuente en estos días. Deseamos tomar líquidos calientes, elegimos cocinar guisos, preferimos sopa en vez de ensalada, nos tientan más los alfajores y los chocolates, las chipas y el reviro.
No hay dudas de que son muy ricas todas estas preparaciones, pero, ¿estamos llevando adelante un balance de energía?, ¿gastamos las calorías extra que consumimos para que no se transformen en rollitos y se hagan evidentes en primavera?, ¿incorporamos suficientes y apropiados nutrientes?
Si bien el aporte calórico que necesita cada persona depende de características como edad, estatura y actividad, entre otras, en general se calcula que las calorías diarias deben distribuirse de la siguiente forma: del 10 al 20% deben provenir de proteínas; entre un 50 a 55%, de hidratos de carbono; y un 25 ó 30%, de grasas.
Lo que sucede en esta época, si llevamos una alimentación con preparaciones como las nombradas anteriormente, es que hay un desequilibrio en esta proporción de nutrientes, ya que solemos tener exceso de harinas, grasas de tipo saturadas (malas), poco aporte de vitaminas y minerales provenientes de frutas y verduras.
Para cuidar la calidad nutricional de las comidas en invierno, lo mejor es cuidar la inclusión de hortalizas propias de la estación, que conservan mejor los nutrientes y resultan más económicas. En esta época en Misiones podemos encontrar verduras como: acelga, espinaca, puerro, coliflor, repollo, repollo, ajo, cebolla, papas, calabaza, zapallitos, remolacha; y frutas, como todos los cítricos, mandarina, naranja, pomelo, limón, también frutas que tenemos todo el año como bananas, manzana, etc.
Algunos consejos:
• Tomar abundante agua, por más que con el frio no tengamos tanta sed o deseo de beber, nuestro cuerpo necesita de agua para todas sus funciones. Las infusiones suman, pero no reemplazan al agua.
• Comer frutas cítricas y beber jugos exprimidos. Consúmalos no más de 15 minutos después de haberlos obtenido para aprovechar todas sus propiedades vitamínicas.
• Acompañar las comidas con ensaladas cocidas (si no desea lo fresco por la temperatura), tortillas, budines, revueltos o tartas de verduras.
• No abusar de chocolates, alfajores, turrones. En cambio, incorporar frutas secas (almendra, nuez, avellana) y deshidratadas (duraznos, peras, higos, pasas de uva), ya que aportan fibra y nutrientes de mejor calidad, siempre cuidando la porción.
• Evitar la fritura como cocción, preferir preparaciones al horno o a la olla.
• El consumo de chipas, reviro, torta fritas, medialunas, etc. debe ser esporádico, no diario.
• Consumir legumbres en sopas o guisos con verduras, si decide agregar carnes, que sean magras.
• Controlar la realización de las 4 comidas diarias para evitar la ansiedad o apetito excesivo. Si es necesario agregar 1 o 2 colaciones.
• Realizar mínimamente 40 minutos de actividad física, de 3 a 5 veces por semana. Se pueden realizar ejercicios en casa, gimnasio, aire libre en horarios de sol, etc.
Lic. Romina Krauss-Nutricionista
M.P. n° 147
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