Se prevén $1.000 millones para trabajos en las tomas de agua, adquisición de bombas, dragados y otras tareas a realizarse en siete provincias afectadas.
El río Paraná registra su mayor bajante en 77 años y es por esta razón que el gobierno nacional pidió limitar al máximo el consumo del agua en Misiones y otras seis provincias: Corrientes, Formosa, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.
Lo hizo a través del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir) desde el cual solicitaron a las personas «ahorrar agua en el consumo diario» y por otro lado «almacenar agua de lluvia y utilizarla para regar», como también no hacer quemas de pastizales para evitar la propagación de amplios incendios como los sufridos el año pasado durante esta época.
En un comunicado, el Sinagir dijo que en este contexto es necesario «un compromiso de todas y todos para atender y actuar preventiva y responsablemente contra esta situación».
Desde el Instituto Nacional del Agua (INA) indicaron que la tendencia descendente «continuará predominando en los próximos tres meses» al menos y pronosticaron que julio será «especialmente crítico». También dijeron que espera impactos en «las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales».
El sábado pasado, el gobierno anunció la asignación de 1.000 millones de pesos para mitigar los efectos de la bajante, que incluyen «la afectación sobre el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema, la fauna íctica y la generación de energía hidroeléctrica».
Bajante histórica
El Paraná nace en el sur de Brasil y en Argentina se extiende desde Misiones hasta la provincia de Buenos Aires, donde indirectamente desemboca en el atlántico.
Es la vía de transporte del 80% de las exportaciones del agro argentino y fuente de agua potable y energía importantes poblaciones urbanas.
La bajante actual es la más importante que está ocurriendo en nuestro país en los últimos 77 años.
El déficit de precipitaciones en las cuencas brasileñas del río Paraná y del río Iguazú, y la sequía son factores determinantes.
Las bajantes y las crecidas son procesos naturales y cíclicos en cualquier sistema fluvial, pero se transforman en noticia cuando exceden los parámetros normales; como ocurre en la actualidad.
Desde 2019, las precipitaciones en la cuenca han estado por debajo de las medias mensuales de los últimos 10 años.
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