Tras un mes de búsqueda por causas similares, fue detenido ayer un hombre de 32 años con antecedentes penales. Mantuvo encerrada a su última concubina y amenazó de muerte al padre que denunció el calvario.
“Sometida a situaciones de violencia extrema y en condiciones de extrema vulnerabilidad”. Fue la síntesis y alivio luego que una joven de 29 años fuera rescatada y su victimario de 32 detenido por efectivos de la Dirección Homicidios y las órdenes del juez de Instrucción 2, Juan Manuel Monte.
El procedimiento se realizó ayer por la mañana en el barrio Ñu Porá de Garupá y el sospechoso se resistió al allanamiento, literalmente se atrincheró en una vivienda de la calle Irupé (entre Cataratas del Iguazú y Tierra Roja), donde se debió reforzar el operativo para lograr el objetivo con el menor riesgo posible por enfrentar.
El inmueble allanado era alquilado por el señalado vinculado a una seguidilla de delitos contra la integridad sexual y violencia de género. Pero además, acarreaba un pedido de traslado por la fuerza desde mediado de septiembre y ordenado por el juez de Instrucción 6, Ricardo Walter Balor en una investigación por el delito de uso ilegal de arma de fuego y amenazas en perjuicio de una anterior pareja.
Con antecedentes
El contexto de violencia del detenido no habría sido novedad para los investigadores. Buscaban a un sujeto que ya estuvo detenido en la Unidad Penitenciaria de Loreto del SPP por lesiones, también con arma de fuego.
De acuerdo a la última denuncia -en la Comisaría de la Mujer Centro de la Unidad Regional I- del padre de la joven víctima, durante al menos quince días había perdido contacto con ella y las alertas se transformaron en alarmas cuando notaron que fue abandonada la casa que alquilaban en el barrio Miguel Lanús.
Se incrementaron las averiguaciones y ayer, pocos minutos después de las 10, irrumpieron los efectivos policiales junto al juez Monte en el barrio mencionado de Garupá y lograron rescatar a la víctima y reducir al violento.
De otras fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN se pudo establecer que la joven fue forzada al encierro y abusada sexualmente. También habría sido sometida con insistencia a situaciones de violencia de género.
El padre y denunciante, remarcó que temía por su vida pero principalmente por la de ella, porque cada reclamo o intento de contacto decantaba en golpizas y encierro.
Como punto de máximo temor se destacó que fueron las amenazas de muerte que habría sufrido en persona y la presunción que la pareja de su hija aseguraba estar armado y dispuesto a concretar sus advertencias.
Esta situación fue aún más peligrosa luego que secretarios de un Juzgado de Violencia de Posadas acompañaron al denunciante el viernes de la semana pasada hasta el presunto lugar, la vivienda de Miguel Lanús donde se presumía estaba la joven, pero constataron lo contrario.
Ya no habitaba allí y el propietario de los alquileres tampoco sabía hacia dónde habría ido junto al señalado como violento.
La labor de rastrillaje y búsqueda aumentó cuando los investigadores policiales cruzaron datos y notaron que el sospechoso se presentaba con la identidad cambiada. Aseguraba ser Cristian Jara, pero su verdadero apellido era otro y con amplio prontuario de delitos violentos.
Denuncias ampliadas
Ayer por la tarde la denuncia del progenitor fue ampliada con las denuncias de amenazas de muerte. También la víctima directa detalló lo que sufrió durante más de un mes.
Las fuentes en contacto con este Diario, adelantaron al respecto que estas denuncias guardarían similares coincidencias con la causa que instruye el juez Ricardo Balor y por la que lo buscaba, con insistencia, desde el pasado viernes 17 de septiembre en la zona sur de Posadas.
Peligroso hasta en redes
Los perfiles en redes sociales del detenido de 32 años, en las que se identificaba, falsamente, como Cristian Jara llamaron la atención de investigadores por el nivel de violencia que exponía en imágenes, principalmente de contenido sexual y calificadas como “groseras y aberrantes”.
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