A partir del miércoles tendrán que adecuar a la baja su posición cambiaria, lo que facilitaría una recompra importante del Banco Central; las divisas de las que deberán desprenderse son de las entidades y no afectan las tenencias de los ahorristas
En otra clara demostración de la situación de la fragilidad extrema que presentan sus reservas, el Banco Central (BCRA) dispuso que los bancos deberán reducir del 4 al 0% la Posición Global Neta (PGN) de moneda extranjera que tengan desde el próximo miércoles, lo que obligará a la mayoría de las entidades de venderle sus dólares.
Lo hizo también ayer (mismo día en que prohibió la venta en cuotas de servicios turísticos y pasajes al exterior) mediante la circular A 7405, que no difundió por comunicado.
La escueta norma establece que, desde el 1° de diciembre la “posición de contado” prevista en el punto 2.2.2. de las normas sobre “Posición global neta de moneda extranjera” de los bancos “no podrá superar el importe equivalente al 0 % de la responsabilidad patrimonial computable (RPC) del mes anterior al que corresponda.”
Fue horas después de haber difundido una supuesta flexibilización en los criterios de tenencia dispuestos para el mes, en lo que en realidad era la confirmación de la caducidad a finalizar noviembre de la norma que el pasado viernes 5 los había obligado a descargar US$210 millones al mercado para “evitar que especulen” en un contexto electoral.
Desde la entidad que comanda Miguel Pesce señalan que la norma apunta a que el sistema financiero local mantenga una posición cambiaria neutra. “Eso implica que los que estaban vendidos tendrán la chance de comprar y los que estaban comprados tendrán que vender”, sostienen.
Y justifican que la adecuación se produce porque, al vencer la norma que les fijaba un tope temporal, “las entidades en su conjunto quedaban en condiciones para poder comprar hasta US$ 1000 millones. De allí que se buscó darle equilibrio al sistema y para que los bancos queden en igualdad, se puso la posición neutra”, insistieron desde el BCRA.
Sin embargo de consultas realizadas por LA NACION con banqueros y referentes del sistema se pudo establecer que los bancos que estaban vendidos son amplia minoría (algunas entidades que apostaban a captar el diferencial de más de dos puntos entre la tasa de referencia del sistema y la de devaluación del peso), lo que no casualmente ubicaría a la mayor parte de ellos del lado vendedor del mostrador de la plaza cambiaria en tres jornadas y generaría una oferta forzada de divisas que iría de US$600 millones a US$800 millones.
La novedad cayó muy mal en los grandes bancos minoristas, temerosos del impacto que la norma puede tener entre sus depositantes, en un contexto en que ya registran un leve pero persistente goteo de estas colocaciones de privados, que llevó el stock total a caer de US$16.500 millones a US$15.800 millones en poco más de dos meses.
De allí la preocupación que mostraron por aclarar que los dólares que tendrán que vender son de los propios bancos y no afectan las tenencias de los ahorristas. “Tiene que quedar muy claro”, repitieron a LA NACION en varias entidades consultadas.