Las imágenes hablan por sí solas. La violencia que quedó registrada a través de diferentes videos en la Comunidad Mbokajaty, en San Ignacio, Misiones, puso en evidencia la crueldad a la que están expuestas, día tras día las Comunidades Mbya Guaraní.
Constantemente son invadidos por particulares y grandes empresas, que en pos del beneficio propio, avasallan los territorios ancestrales y la cultura del Pueblo Indígena, al cual el Estado -en primer lugar-, y toda la ciudadanía después deberían proteger.
El brutal ataque, que se viralizó, no fue un hecho aislado; la diferencia es que esta vez quedó registrado.
Desde el lunes, comenzaron a notar que la familia Almoa, vecinos lindantes, se encontraban cortando árboles del territorio que le pertenece a la Comunidad para transportarlos a un aserradero de Santa Ana.
Desde el lunes, comenzaron a notar que la familia Almoa, vecinos lindantes, se encontraban cortando árboles del territorio que le pertenece a la Comunidad para transportarlos a un aserradero de Santa Ana.
Cabe recordar que dicho territorio fue relevado por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), instrumento legal que obliga al Estado a garantizar la protección efectiva de sus derechos de ocupación y posesión.
Cuando comenzaron a filmar el hecho para tener evidencia de lo que estaba sucediendo, fueron agredidos y golpeados por la señora de Almoa, como se ve en el video. Ese mismo día, miembros de la Comunidad realizaron una denuncia en la que dejaron constancia de que “en la hora de la tarde, amenazó -la mencionada señora- con incendiar las casas y a los integrantes de la Comunidad y tenía una botella de tres litros con combustible”.
En la denuncia manifestaron su preocupación y temor “por lo que puede llegar a pasar en la Comunidad y a los niños”.
Discriminación y violencia
Al día siguiente, en horas de la mañana, la Comunidad con toda las familias se encontraban apostados en el camino vecinal que va al Teyú Cuaré, justamente para evitar el tránsito de los camiones que estaban sacando los rollos del territorio.
Fue entonces cuando vieron aproximarse un auto marca Volkswagen color gris a alta velocidad, lo que les provocó un enorme susto, sin imaginarse los violentos hechos que estaban a punto de desencadenarse.
Discriminación y violencia
Al día siguiente, en horas de la mañana, la Comunidad con toda las familias se encontraban apostados en el camino vecinal que va al Teyú Cuaré, justamente para evitar el tránsito de los camiones que estaban sacando los rollos del territorio.
Fue entonces cuando vieron aproximarse un auto marca Volkswagen color gris a alta velocidad, lo que les provocó un enorme susto, sin imaginarse los violentos hechos que estaban a punto de desencadenarse.
Del vehículo descendieron tres mujeres, dos con uniforme policial, pero no estaban allí como funcionarias públicas, sino que son hermanas -Alejandra y Ana-, hijas de Ricardo Almoa y de la mujer que el día anterior amenazó con quemar a la Comunidad. Se desconoce el nombre de la tercera.
“Nos trataron de ignorantes y demonios inmundos, vagos, irresponsables y muertos de hambre, empujándonos a varios y gritándonos a todos”, lamentaron miembros de Mbokajaty.
“Nos dijeron que tenían que pasar porque su padre estaba enfermo y luego dijeron que era su madre, y que si algo les pasaba sería culpa de nosotros. Pero al rato aparecieron ambos -bien- y la señora de Almoa muy agresiva, empujándolos a todos y agarrándole del cuello a Lino Simón Giménez, segundo cacique de la Comunidad, y le empujó contra el barranco del camino”, detallaron en la denuncia.
“Nos dijeron que tenían que pasar porque su padre estaba enfermo y luego dijeron que era su madre, y que si algo les pasaba sería culpa de nosotros. Pero al rato aparecieron ambos -bien- y la señora de Almoa muy agresiva, empujándolos a todos y agarrándole del cuello a Lino Simón Giménez, segundo cacique de la Comunidad, y le empujó contra el barranco del camino”, detallaron en la denuncia.
Además, recibieron amenazas por parte de Ricardo Almoa, pero afirmaron que no se dejarán intimidar más y que seguirán denunciando injusticias. “Espero que las denuncias sean tomadas”, pidió Bernardino Villalba, teniendo en cuenta que no es la primera vez que les sucede un hecho similar, pero en otras ocasiones no fueron tomadas, lo cual no sorprende dado que integrantes de esta familia trabajan en la comisaría local.
“Vuelvo a pedir que se respete el relevamiento territorial en toda su extensión, queremos pedir que no haya discriminación a la hora de recibir nuestras denuncias porque cuando los no indígenas nos denuncian por practicar nuestras costumbres, como por ejemplo cortar tacuara para hacer artesanías, la policía está presente de manera rápida y nos meten presos, pero cuando nosotros denunciamos por cuestiones mucho más graves, no quieren tomar nuestras denuncias”, sentenció.
Horas más tarde, las máquinas y camiones se retiraron entre los gritos y aplausos de todos, que continuaban en el camino desde la mañana
Sin embargo, la lucha aquí no termina, porque no es solo de una Comunidad sino que hace al derecho territorial de todas, por eso había varias Tekoa acompañando al Mburuvicha en este conflicto.
Horas más tarde, las máquinas y camiones se retiraron entre los gritos y aplausos de todos, que continuaban en el camino desde la mañana
Sin embargo, la lucha aquí no termina, porque no es solo de una Comunidad sino que hace al derecho territorial de todas, por eso había varias Tekoa acompañando al Mburuvicha en este conflicto.
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